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México : Plaga de caracoles podría ser nueva opción comercial

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Luego de que se diera a conocer que en el municipio de Guerrero se ha presentado una extraña plaga de caracol en 40 huertas de manzana, y ante varios intentos por erradicarla no se ha logrado. Lectores de El Diario, hicieron un llamado a las autoridades para que determinen si la especie es o no comestible, ya que tanto en el sur de México, como en Europa, China y otras partes del mundo, son de los platillos más caros y en lugar de matarlos, podrían venderlos.

En Lleida, España y otros países europeos, algunas especies de caracol no solo son comestibles, sino que son de los platillos más exóticos. Los caracoles que allá se comen son de la especie Helix Aspersa Müller, popularmente llamado caragol bover en Cataluña y Baleares según lo divulga la página de gastronomía española, bbva-cxgastronomia.com .

En Veracruz, también es platillo típico de caracoles conocido como los “tegogolos”, una especie de caracol de río, sin embargo, de información que circula en la red, se encontraron videos e imágenes de producción de caracoles de tierra en invernaderos para el consumo humano.

Por su parte el especialista en control biológico de plagas y enfermedades en agricultura, Cesar Guigón López, investigador del Centro de Investigación para los Recursos Naturales en Chihuahua, informó que las plagas de caracol, están relacionadas con un el exceso de humedad, y se han registrado problemas similares en frutales de San Diego, California en Estados Unidos, en Australia y en Reino Unido, así como en plantas de ornato. En algunos cultivos de arroz, también se ha reportado este fenómeno.

El especialista, resaltó que para saber si la plaga de caracoles de guerrero es apta para el consumo humano, es necesario determinar la especie porque es un riesgo comerla solo por experimentar, sin saber las consecuencias.

De acuerdo con información del portal de gastronomía española, bbva-cxgastronomia, el caracol Helix Aspersa Müller, es un alimento bajo en calorías: 70 cal / 100 gr. y bajo contenido en grasas, rico en sales de hierro, zinc, cobre y magnesio, así como en vitamina C y proteínas. Por tanto, es un buen producto dentro de una dieta equilibrada.

El caracol de Lleida es uno de los productos gastronómicos más arraigados que se comen en Cataluña, por su zona de huerta, se ha apreciado más.

A partir de los años 90 del siglo XX, con el desarrollo de la Helicicultura (cría de caracoles) se pudo aportar a este producto tan tradicional unos valores añadidos tanto en parámetros de calidad como de homogeneidad, así como trazabilidad, aportando innovación y permitiendo que los caracoles hayan podido entrar en las cocinas más actuales.

Los caracoles se están produciendo actualmente en toda Cataluña, especialmente en zonas del Pla de Lleida. En cuanto a la temporada idónea, para disfrutar de los mejores caracoles se recomienda hacerlo desde la primavera a principios de otoño.

El caracol de Lleida es un molusco de la especie Helix Aspersa Müller, popularmente llamado caragol bover en Cataluña y Baleares. Es un caracol muy carnoso, de carne blanca y textura turgente.

El caracol de Lleida, una vez recogido, se deja purgar y secar durante una semana. Se seleccionan por tamaños. El más apreciado cocinar platillos exóticos es un caracol de 6/7 gr.


La Junta apoya la cría de caracoles como actividad complementaria y alternativa a la ganadería convencional

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La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía apuesta por la cría de caracoles, o helicicultura, como actividad alternativa y complementaria a la ganadería convencional, pues no requiere una gran inversión y contribuye a completar la renta de los productores agrarios, según ha dicho el delegado territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta en Córdoba, Francisco Zurera.
Según ha informado la Junta, Zurera ha destacado que la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, a través del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), presta asesoramiento y soporte técnico a los productores agrarios andaluces, con el fin de que complementen su renta mediante la cría y producción de caracol ‘gordo’ o ‘burgao’ (Helix aspersa), especie autóctona de España muy utilizada en alimentación.
Por ello, la helicicultura se revela como una alternativa viable a las ganaderías tradicionales, razón por la que la Granja Experimental del Ifapa, en su centro de Hinojosa del Duque (Córdoba), desarrolla trabajos en esta materia en colaboración con una serie de explotaciones en diferentes provincias andaluzas.
La Planta Piloto de Helicicultura del Ifapa surgió en el año 2000 como respuesta al creciente interés por la cría de caracoles, de la que existe actualmente una gran demanda de asesoramiento y formación en Andalucía.
Así, en los últimos tres años se han impartido un total de 18 cursos de helicicultura y se ha prestado asistencia técnica y asesoramiento a 320 productores. En la actualidad, el número de explotaciones registradas en Andalucía que se dedican a esta práctica asciende a 56, diez de las cuales se ubican en la provincia de Córdoba.
Las instalaciones de la Granja Experimental de Helicicultura de Hinojosa del Duque consisten en una nave de 200 metros cuadrados para realizar la reproducción controlada de los caracoles y de 800 metros cuadrados de parques exteriores. Desde estas dependencias se presta soporte a actividades de formación, experimentación, asesoramiento y transferencia de tecnología. Actualmente, produce más de 80.000 alevines de caracol ‘Helix aspersa’, que se utilizan en los ensayos de campo y actividades formativas realizadas por el centro Ifapa.
Según la Junta, la situación del sector agrario, necesitado de profundos cambios en el modelos productivo, propicia, entre otras cosas, el salto hacia sistemas de producción más sostenibles, como el ecológico y el extensivo, y hacia explotaciones que diversifican sus actividades, lo cual contribuye a llamar la atención sobre la helicicultura, una actividad de gran potencial socioeconómico.
Desde los mercados se demanda a estos moluscos la garantía de una alta calidad para el consumidor. Incluso la Unión Europea (UE) ha establecido reglamentariamente unas normas mínimas para garantizar la calidad higiénica y la seguridad alimentaria de los caracoles comercializados en su territorio.
España se considera como el segundo importador mundial de caracoles, por detrás de Francia. En la mayoría de los casos, el origen de este consumo es silvestre, mientras que el porcentaje de caracol de producción podría ser del 35 por ciento. La helicicultura se ha convertido en una forma más de obtener y consumir caracoles de manera controlada. A pesar de su progreso, esta actividad aún es minoritaria en el ámbito de la producción animal. Por este motivo, la regulación de la cría, producción y comercialización de caracoles se somete a las normas sobre sanidad animal en las explotaciones ganaderas.
Desde la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural se está trabajando para regular la cría y producción de caracol en Andalucía como producto de alta calidad, que propicia una alternativa social y económicamente viable para agricultores y ganaderos, a través de la elaboración de una Norma Técnica para la producción de caracol ecológico, iniciativa que responde a la demanda del sector, interesado en obtener un producto diferenciado y más competitivo, que aumente su precio de venta con respecto al convencional.
Nuevas iniciativas empresariales
Una muestra del interés por la helicicultura en Andalucía es el nacimiento de iniciativas empresariales, como es el caso de la constitución, bajo la guía y orientación de la Consejería, de una cooperativa de productores de caracoles, S.C.A. Espemón, y de otras en proceso de legalización. La cooperativa Espemón, ubicada en Montilla (Córdoba), tiene como principal objetivo la unión de los helicicultores para ganar posiciones en el mercado y consolidar este sector emergente de forma estructurada y práctica desde el terreno.
Desde el Ifapa se están experimentando y evaluando nuevos sistemas de producción, más eficientes que los utilizados tradicionalmente, como el sistema denominado de “pronto engorde”, que combina las ventajas de los sistemas abiertos o extensivos —baja inversión y alimentación con forraje— con la de los intensivos, con alimentación controlada, en tanto que amortigua las desventajas de los dos, garantizando su viabilidad económica y técnica.

Egacaracol, por una planta de cría y engorde del caracol

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La asociación Egacaracol, integrada por jóvenes cordobeses interesados en el fomento de proyectos de investigación y desarrollo dentro del campo de la industria agroalimentaria helicícola, así como a la formación del personal investigador, técnico y comercial relacionado con los mismos ha firmado con el Ayuntamiento de Cabra y la Universidad de Córdoba un convenio de colaboración para el desarrollo de una planta experimental de cría y engorde del caracol.

Así lo ha dado a conocer el Consistorio a través de una nota de prensa de la Alcaldía, indicando que el Ayuntamiento colaborará con este proyecto de trabajo, mediante el fomento de la iniciativa empresarial en torno a la helicicultura, cediendo por un espacio de 2 años, una superficie aproximadamente de 140 metros cuadrados situados junto al vivero municipal, para la implantación de la mencionada planta experimental.

Por su parte la Universidad de Córdoba -continúa la nota-, a través de su departamento de Producción Animal, acepta participar en este proyecto de acuerdo con el objetivo de impulsar la puesta en marcha y viabilidad de una empresa en el sector helicícola en Cabra.

Para ello la universidad cordobesa cuenta también con el apoyo técnico que se ofrece a través de la Unidad de Apoyo a la Gestión Ganadera de Diputación Provincial de Córdoba gracias al convenio firmado con la delegación de Agricultura y Medioambiente.

 

CONSUMO El consumo de caracoles en España se situaría en unos 400 gramos por persona, según los datos estimativos que ofrece el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), aunque debe tenerse en cuenta que se trata de un producto sobre el que es difícil contar con cifras reales de consumo.

España es el segundo importador mundial de caracoles, por detrás de Francia. En la mayoría de los casos, el origen de este consumo es silvestre, mientras que el porcentaje de caracol de producción sería del 35%, según los mismos datos. La helicicultura se ha convertido en una forma más de obtener y consumir caracoles, de manera controlada. A pesar de su progreso, esta actividad aún es minoritaria en el ámbito de la producción animal destinada a su consumo. Por este motivo, la regulación de la cría, producción y comercialización de caracoles se somete a las normas sobre sanidad animal en las explotaciones ganaderas.

Helicicultura, el negocio del futuro

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Hay caracoles marinos (a veces denominados caracolas), dulceacuícolas y terrestres. Son muy apreciados por el hombre, tanto con fines coleccionistas como gastronómicos.

Pertenecientes al grupo de los pulmonados, su musculosa cavidad paleal, se ha transformado en pulmón. La superficie interior está ricamente vascularizada y debido a que su base está unida al pie, permite la ventilación.

caracolLa vida de los caracoles varía de una especie a otra. En su hábitat natural, los caracoles Achatinidae viven alrededor de entre 5 a 7 años y los caracoles del género Helix aproximadamente de 2 a 3.
Es un hecho que la competencia en el sector helicicola es nula por la falta de granjas y la poca disponibilidad de caracol en el mercado.

En los meses de invierno la oferta es escasa. Principalmente, se esta consumiendo caracol de recolección silvestre pero la tendencia es que para los próximos años el molusco de granja vaya ocupando su lugar en el mercado en detrimento del recogido en la naturaleza.

Se calcula que el consumo mundial actual de caracoles comestibles terrestres sobrepasa las 300 mil toneladas y en los próximos veinte años esa demanda se multiplicará por cinco, por lo que pasará a ser de 1.500.000 toneladas.

Los mayores consumidores de caracol a nivel mundial presentan una gran demanda en contraste con una disminución del molusco en estado silvestre, por lo que se han visto en la necesidad de desarrollar sistemas de cría de alta rentabilidad.

Esta medida sin embargo, no ha sido suficiente; sus demandas internas quedan insatisfechas por lo que se han visto obligados a incrementar las importaciones.

En Sudamérica Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia son los grandes abastecedores de caracoles al mercado Español. Argentina en especial exporta como máximo 15 toneladas al año para Europa y EE.UU.

criadero caracolBrasil por su lado, sólo produce para su mercado doméstico.
En Centro América, México que se encuentra en una posición estratégica con respecto a Sudamérica, ha iniciado recientemente su carrera en esta nueva actividad. El problema es que no existe un criadero o granja que desarrolle una técnica en la crianza de caracoles con flujo de producción sostenible y exportable.

Además estamos ante el riesgo de que por falta de conocimiento, se torne simplemente en acopio de caracoles silvestres, trayendo consigo la depredación de la especie que atentara con la biodiversidad y podría originar la extinción de este molusco.

Helicicultura, el negocio del futuro

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Hay caracoles marinos (a veces denominados caracolas), dulceacuícolas y terrestres. Son muy apreciados por el hombre, tanto con fines coleccionistas como gastronómicos.

 

Pertenecientes al grupo de los pulmonados, su musculosa cavidad paleal, se ha transformado en pulmón. La superficie interior está ricamente vascularizada y debido a que su base está unida al pie, permite la ventilación.

 

caracolLa vida de los caracoles varía de una especie a otra. En su hábitat natural, los caracoles Achatinidae viven alrededor de entre 5 a 7 años y los caracoles del género Helix aproximadamente de 2 a 3.
Es un hecho que la competencia en el sector helicicola es nula por la falta de granjas y la poca disponibilidad de caracol en el mercado.

 

En los meses de invierno la oferta es escasa. Principalmente, se esta consumiendo caracol de recolección silvestre pero la tendencia es que para los próximos años el molusco de granja vaya ocupando su lugar en el mercado en detrimento del recogido en la naturaleza.

Se calcula que el consumo mundial actual de caracoles comestibles terrestres sobrepasa las 300 mil toneladas y en los próximos veinte años esa demanda se multiplicará por cinco, por lo que pasará a ser de 1.500.000 toneladas.

 

Los mayores consumidores de caracol a nivel mundial presentan una gran demanda en contraste con una disminución del molusco en estado silvestre, por lo que se han visto en la necesidad de desarrollar sistemas de cría de alta rentabilidad.

 

Esta medida sin embargo, no ha sido suficiente; sus demandas internas quedan insatisfechas por lo que se han visto obligados a incrementar las importaciones.

 

En Sudamérica Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia son los grandes abastecedores de caracoles al mercado Español. Argentina en especial exporta como máximo 15 toneladas al año para Europa y EE.UU.

 

criadero caracolBrasil por su lado, sólo produce para su mercado doméstico.
En Centro América, México que se encuentra en una posición estratégica con respecto a Sudamérica, ha iniciado recientemente su carrera en esta nueva actividad. El problema es que no existe un criadero o granja que desarrolle una técnica en la crianza de caracoles con flujo de producción sostenible y exportable.

 

Además estamos ante el riesgo de que por falta de conocimiento, se torne simplemente en acopio de caracoles silvestres, trayendo consigo la depredación de la especie que atentara con la biodiversidad y podría originar la extinción de este molusco.

Una firma murciana impulsa granjas de caracoles en cuatro comunidades

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Son lentos y viscosos, pero detrás de su concha se esconde un nuevo nicho de mercado por explotar. Dan fe de ello Juan Márquez, Agustín Larrosa y Francisco Orcajada, los tres socios fundadores del grupo helicícola Granja Verde, ubicado en Sangonera la Seca, y que está comercializando estos moluscos en Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Mallorca y Canarias.

Su aventura caracolera empezó por casualidad, cuando Juan Márquez, empresario de la construcción, y Francisco Orcajada, trabajador de banca, se inscribieron para recibir un curso de helicicultura en la pedanía murciana de El Raal.

El encargado de impartirlo era Agustín Larrosa. «Estábamos buscando alternativas para hacer nuevos negocios y en internet vimos que ofertaban cursos sobre la cría de caracoles, nos pareció interesante y fuimos a El Raal. Agustín impartía el curso en su casa, con unas fotocopias, y una sesión práctica visitando una granja, pero le dijimos que esta actividad tenía más recorrido», cuenta Juan Márquez.

Agustín es un experto en la materia porque se formó en Italia, «donde la helicicultura es una actividad regulada profesionalmente y existen más de 7.000 granjas». Cada uno de ellos invirtió 15.000 euros para fundar la sociedad y comenzaron a buscar el objetivo final de su plan de expansión: abastecer a las lonjas del país todo el año. «La variedad silvestre se comercializa en España entre mayo y octubre, pero después se crea un vacío», advierte Márquez.

 

Suben los precios

Toda una oportunidad de negocio, ya que de mayo a septiembre el kilo se comercializa a 4 euros de media, a partir de octubre en adelante el precio oscila entre 6 y 13 euros. Pero antes de empezar a hacer caja, tuvieron que diseñar la estructura del negocio. «Lo primero fue empezar a impartir cursos en un aula, con un manual sobre helicicultura, proyecciones y sesiones teóricas y prácticas que se prolongaban durante un mes», resume Juan Márquez.

La iniciativa llamó la atención de parados, agricultores interesados en diversificar su producción y emprendedores. De las más de 100 personas que pasaron por las clases de Agustín Larrosa, casi la mitad apostó por montar de forma autónoma su propia granja. Los requisitos eran aportar una inversión de 6.000 euros y una parcela propia de 100 metros cuadrados, como mínimo.

«Cada uno recibió medio kilo de caracoles por metro cuadrado, que es la densidad apropiada para que se reproduzcan», apunta Larrosa. Y Juan añade que «el caracol tiene sus misterios, no se puede estresar». No habla en vano, porque el objetivo es que cada ejemplar ponga entre 70 y 150 huevos. Por ello, su modelo de granja es una especie de ‘resort’ para moluscos, se alimentan de un pienso con complementos cálcicos, tienen refugio, zona con vegetación y una humedad óptima gracias al riego por goteo. «Mantenemos una temperatura de 10 a 25 grados centígrados, para que sean sexualmente activos».

Un molusco, antes de ser consumido, precisa de 12 meses para endurecer su concha, pero en estos «parques de engorde rebajaremos el proceso hasta los cuatro meses». Incluso tienen un sistema perimetral antifuga, con un cable electrificado que le da un pequeño chispazo al caracol que sube por los muros de plástico que cercan la instalación. El grupo cuenta con 48 proveedores que han montado granjas de entre 100 a 10.000 metros cuadrados de superficie en la Región (Cieza, Cehegín, Totana, Alhama de Murcia), en Valencia (Alicante), Cataluña (Barcelona) y Andalucía (Granada, Almería). «Nuestro objetivo era tener proveedores propios y se lo propusimos. El beneficio es mutuo, ellos nos venden su producción, sin tener que preocuparse, y nosotros la comercializamos», detalla Márquez.

 

A por el molusco griego

El único problema es que estas instalaciones no comenzarán a producir hasta los próximos meses de septiembre y octubre. Si querían empezar a colocar en el mercado patrio el producto del grupo Granja Verde necesitaban materia prima, «y decidimos viajar a Creta (Grecia) porque es la única zona de Europa que permite la recolección silvestre», recuerda Francisco Orcajada.

El pasado febrero importaron 22 toneladas de molusco griego -‘Helix aspersa muller’-, que es la misma variedad que se vende en España, pero, según Márquez, «con un matiz importante: este caracol es ‘pata negra’, como un cerdo ibérico. Lo crían en parajes naturales, con registros veterinarios, controles de trazabilidad y campañas de recolección que respetan sus ciclos biológicos».

En solo veinte días comercializaron todos los caracoles, sobre todo en lonjas del Levante y Norte de España, porque es un producto muy valorado en la gastronomía de la zona. «La carne de nuestro caracol tiene un sabor especial por el entorno donde se cría», subraya Larrosa. No habla en vano, porque en solo cuatro meses han colocado 70 toneladas procedentes de Grecia, con un margen medio de beneficios de 50 céntimos por kilo, a la espera de que sus proveedores empiecen a facilitarles materia prima.

El molusco que reciben de Creta lo mantienen invernando en sus instalaciones de Sangonera la Seca, que cuentan con cámaras especiales para conservarlos entre 3 y 4 meses. Allí lo lavan, secan, clasifican y meten en mallas de 15 kilos. El grupo ha comprado el dominio www.caracoles.com, al margen de sus proveedores cuentan con granja propia en Cieza y están preparando una tienda ‘on line’ para vender a los hosteleros.

También están estudiando recetas y salsas para comercializar este producto envasado y precocinado en supermercados y comercios. Posiblemente, ninguno de estos tres socios jamás se pudo imaginar que de la crisis económica se podía salir a ‘paso’ de caracol.

La cría de caracoles gana adeptos

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La demanda de caracoles en España es 20 veces superior a lo que se produce. Se estima que la producción nacional ronda sólo las 1.200 toneladas anuales, lo que significa que el resto procede de la importación. Pero lo más importante de todo es que se trata de una actividad rentable y viable para los agricultores y ganaderos andaluces. Por esta razón, cada vez más personas se apuntan a la cría de caracoles en cautividad, la helicicultura. En Málaga se estima que existe una decena de granjas y otras tantas en fase de creación.

Una de las más conocidas en la provincia es Hélix Santillán de Rincón de la Victoria, propiedad de Juan Grande, impulsor de la creación de la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía (ACHA), que tiene como finalidad defender los intereses del sector. A nivel andaluz existen unas 56 explotaciones.

Grande, que llegó a ser director de banco, se quedó en el paro con 50 años debido a la crisis y empezó a investigar en negocios que ofrecieran una alta rentabilidad. «Me di cuenta que la helicicultura es una de las actividades más rentables que existen», señala. Por este motivo, puso en marcha en 2013 Hélix Santillán.

Hoy Grande imparte incluso cursos de formación para enseñar los secretos de la helicicultura. «La gente cree que la cría de caracoles es de los más sencillo, pero eso no es así. Las que fracasan lo hacen por que carecen de la formación necesaria», señala Grande, que tras año y medio en el sector asegura que no es capaz de abastecer la demanda que tiene, hasta el punto de que en ocasiones se ve obligado a tener que recurrir a otras explotaciones. Para este empresario, el caracol de granja es el único que puede demostrar la trazabilidad del producto con los controles y registros que lleva a cabo el sector, como la alimentación a base de piensos balanceados y ausencia de productos químicos como herbicidas y pesticidas.

En función del mercado

El precio de un kilo de caracoles está en función del mercado en el que se comercializa. Los mayoristas suelen pagar en torno a los seis euros el kilos, pero si se vende directamente el precio hasta se duplica, alcanzando los 12 euros el kilo. Según Grande, los costes de producción suelen rondar los 2,70 euros el kilos. Si la explotación se dedica también a la comercialización de caviar (huevos de caracol) el precio en el mercado suele rondar entre los 1.600 y 1.800 euros el kilos. Cada caracol es capaz de poner hasta cien huevos en una puesta.

Con estos números no es de extrañar que la propia Junta de Andalucía considere la cría de caracoles como una alternativa viable para agricultores y ganaderos andaluces y malagueños.

En este sentido, el Centro de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) de Hinojosa del Duque (Córdoba), dependiente de la Consejería de Agricultura, cuenta con una finca experimental en la que trabaja desde el año 2000 en diversos programas relacionados con la actividad helicícola ofreciendo formación y asesoramiento.

Explotación extensiva

Otra de las empresas que llevan tiempo trabajando en la provincia es Helixyra, en la localidad de Alozaina. Se trata de una explotación extensiva mixta que combina la cría en cautividad con la exterior. Uno de sus fundadores es Sergio Arias, que está convencido de que es una actividad rentable y un negocio del que se puede vivir, aunque algo lento al principio ya que la cría exige un periodo mínimo de engorde que suele rondar entre los cinco y seis meses.

Helixyra es la primera granja de cría de caracoles en el entorno de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves, y una de las mayores de Andalucía dedicada al ciclo biológico completo del caracol. Al igual que le empresa de Rincón de la Victoria, también imparte cursos para formar a futuros helicicultores.

Según Grande, cuya explotación es de tipo intensivo (cría en cautividad) y mixto, pero en ambiente controlado, en Málaga, gracias al clima, es posible lograr hasta tres puestas al año. «La cría en cautividad permite controlar los parámetros de temperatura y humedad, algo que no se puede hacer cuando se trata de una explotación extensiva o a cielo abierto», explota el propietario de Hélix Santillán. «Tenemos una web que sólo en el mes de mayo pasado registró más de 27.000 visitas y una tienda virtual que funciona bastante bien. Pero además, también vendemos caracoles reproductores para otras granjas», explica Grande.

Criar caracoles, una alternativa al desempleo

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 La helicicultura es la gran desconocida. Hay un vacío legal. En España comenzó en los años 60, pero aún el volumen de negocio es muy bajo y el sector carece de apoyo de las instituciones públicas. Por ello, la Asociación de Helicicultores de Andalucía (ACHA) quiere captar a profesionales para regularizar el sector y seguir formando para cubrir la amplia demanda que existe. La asociación se presentó ayer sábado en Antequera con el objeto de luchar contra la venta del caracol silvestre, que «no tiene control sanitario y esta prohibidísimo», según el presidente de la asociación, Juan Grande. Asimismo, la asociación pretende poner a disposición de los helicicultores que no tengan forma de dar salida a sus caracoles una página web para la venta online. Además, este grupo de emprendedores proyecta llevar la venta de caracoles andaluces al mercado francés. «Los chinos en época de crisis funcionan por los precios que tienen. Hice un estudio económico de la situación metiendo estadísticas de consumo, y ahí ves que los caracoles tienen gran demanda en Francia», insiste.
 
 

La crianza de moluscos se perfila como una alternativa rentable para el autoempleo, ya que la demanda de caracoles en España es 20 veces superior a lo que se produce. Una superficie de unos 500 metros cuadrados genera unos 3.000 kilogramos de moluscos al año, lo que puede reportar más de 18.000 euros anuales.

 

­España consume unas 4.000 toneladas de caracoles al año, de las cuales tan sólo un 3% proceden de granjas nacionales, cubriendo el resto de la demanda países como Yugoslavia, Turquía o Marruecos.

 

De esta manera, la cría de caracoles se perfila como una alternativa para el autoempleo, ya que la demanda de caracoles en España es 20 veces superior a lo que se produce. Y mucho más aún en Francia, el mayor comercializador a nivel mundial.

 

La cría de caracoles se está convirtiendo en una tendencia cada vez más frecuente de emprendimiento en la provincia de Málaga, donde actualmente conviven unas diez granjas. La comarca de Antequera se convierte en un lugar idóneo para la reproducción por su suelo cálcico. Una de las granjas enclavadas en el norte de la provincia de Málaga es la de Agustina Rodríguez, la helicicultora más joven de Andalucía, que ha instalado su granja de caracoles en la Estación de Salinas, en Archidona.

 

En 2004, después de volver de un viaje de la India, Agustina tomó la decisión de dedicarse a la cría de moluscos. Durante años trabajó como capataz y corredora de obras pero con la caída de la construcción cambió de planes: «Decidí que quería algo que me diera para vivir, no busco hacerme millonaria, solo quiero tener un sueldo».

 

La trayectoria de su granja es muy corta, comenzó en febrero de este año a reproducir y cuenta con un invernadero de 500 metros cuadrados explotados, donde se crea un clima primaveral húmedo, a través de un microclima. Agustina, que dedica tres horas diarias a alimentar a los moluscos, utiliza una técnica de huertos de lechugas, coles y espinacas, mediante los que alimenta a los caracoles, además de pienso a base de alfalfa y calcio.

 

El caracol, como hermafrodita, necesita dos moluscos para la fecundación, que se produce en un ambiente adecuado, poniendo a los 20 días unos 100 huevos que eclosionan, transcurridos 21 días, para madurar a los ocho meses. De este modo, una granja de unos 500 metros cuadrados produce unos 3.000 kilos de caracoles al año. En este sentido, Agustina asegura que se necesitan conocimientos porque «de ocho granjas que se abren sólo dos consiguen salir adelante y las otras acaban cerrando».

 

Por su parte, Raquel Conejo ha instalado también una granja en la comarca de Antequera, concretamente en Villanueva del Trabuco. «Estuve investigando y vi que era algo novedoso que podía tener beneficios y que podía compaginarlo con la casa», indica Raquel. La técnica que esta trabuqueña utiliza para la producción de caracoles es mixta, ya que los cultiva en el sótano de su casa y un invernadero.

 

Otra de las granjas de moluscos situada en la provincia de Málaga es la de Juan Grande, helicicultor y presidente de la Asociación de Helicicultores de Andalucía (ACHA), instalado en el Rincón de la Victoria. A sus 52 años, y tras ejercer como director de banco durante largo tiempo, encaminó su vida hacia la cría de caracoles tras quedar en el paro.

 

Juan comenzó en noviembre de 2012. Es el más veterano. «Es un negocio que va evolucionando a medida que tienes producción», explica. En este sentido, este helicicultor se dedica a la venta del molusco vía online. A través de su página granjadecaracoles.com vende a mayoristas y particulares de Cataluña, Francia e Italia. El transporte es sencillo, ya que no requiere refrigeración.

 

«El kilo de caracoles si lo vendes a mayoristas oscila entre 5 o 6 euros pero si lo vendes al público final puede llegar a entre 8 y 10 euros» expone Juan Grande, quien posee un invernadero de 500 metros y asegura que «se puede vivir de esto». Juan utiliza mesas con vegetación, donde el molusco se oculta y se alimenta, además de pienso a base de cereales, cebada, trigo, maíz y soja.

 

Por último, Juan Toro, biólogo y helicicultor, que se encarga de asesorar a la asociación, sostiene que desde la facultad tenía «ese intríngulis por este mundo». Uno de los principales objetivos de este biólogo es la inserción del caracol en la gastronomía. «Queremos que sea un plato gourmet, comerlo estilo sushi, buñuelos de caracol, caracoles fritos? incitar al sector de la alimentación a que se incorpore la carne de caracol», proyecta Juan.


Despacio pero al plato

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Aparte de la nieve, las vacaciones y los regalos, la Navidad también se caracteriza por las tradicionales comidas y cenas familiares. En la mayoría de las mesas vascas se sirve desde jamón hasta marisco, tanto carne como pescado, y todo ello sin olvidarse del postre, compuesto por turrón, churros y los inevitables polvorones. Sin duda, hay muchos platos típicos de tan señaladas fiestas, pero entre ellos se encuentran esos babosos moluscos que en Euskadi se aderezan con salsa vizcaina: los caracoles. ¿De dónde vienen?

Ignacio Lauzurika es el productor de Caracoles Gorbea. Según explica, entró en este negocio de la helicicultura -cría de caracol- por su padre: “Se puso de moda y creyó que podría ser tan buen complemento como cualquier otro”. Con trabajo y emoción, ambos levantaron la actual granja de caracoles en Murgia. “Por entonces yo tendría unos 16 años”. Ahora tiene 29.

En el caso de Ignacio, crían la misma especie que el caracol silvestre. “En Francia cultivan unos más gordo, pero nosotros hemos apostado por el normal”. Aunque más que producir, en Caracoles Gorbea se dedican a engordar las crías de caracol -conocidas “alevines” en la jerga de los helicicultores -: “Los compramos a una granja de Salamanca y los crecemos”. Al año recogen unos 1.500 kilos, una cantidad, considera, relativamente pequeña pero cuya venta tienen asegurada.

Pero no todo son flores en el mundo de la helicicultura. “Es increíble toda la gente que se dedica a vender humo”. Como ejemplo, pone las empresas que se especializan en el asesoramiento sobre la cría de caracol, las cuales califica de “deficientes”. “Mucha gente nos viene de esos cursos sin haberse enterado de nada”. Y considera todavía peores a aquellas empresas catalas que ofrecen granjas llave en mano. “Son una trampa, porque aunque te montan las instalaciones, te quitan la producción a precio tirado, incluso con pérdidas para el productor”. De ahí que pida un mayor control sobre esta actividad a la administración.

“En Euskadi hay mucho interés por la helicicultura, pero muy poca producción”. Ignacio opina que ello se debe a que esa explosión de interés no ha ido acompañada por un desarrollo de los servicios técnicos en la cría del caracol, pero también porque la helicicultura es más laboriosa de lo que parece: “Mucha gente cree que es una actividad en la que se trabaja poco y se gana mucho, pero no es así”. Por no hablar de que es una labor que se da únicamente de abril o marzo hasta septiembre u octubre -la temporada natural de cría del caracol-. ”Yo me tomo el negocio de los caracoles como una segunda actividad”. De primeras, él es técnico agrícola.

 

Lo Ecológico hasta en la sopa

Otra granja de caracoles vasca es Barraskibide, una explotación helicicultora situada a las faldas del Txarlazo. “En Orduña siempre ha sido muy típico coger y comer caracoles y decidimos montar nuestra propia explotación”, explica Ainhoa Álava, productora de la granja orduñesa. Al igual que Ignacio, ella se dedica al engorde de los alevines. ¿La diferencia? “Somos la primera granja helicicultora de Euskadi con sello ecológico de calidad”.

La alimentación. Según Ainhoa, ahí reside la clave. “Tanto nuestros piensos como nuestra hierba es ecológica, porque no le echamos insecticidas ni transgénicos”. Ello se materializa, explica, en caracoles más sanos, con cáscaras más duras y con un 35% más de carne que el normal. “La gente acostumbrada a comer esta delicia lo agradece”. Aunque Cataluña y Francia son los consumidores de caracol por excelencia, Ainhoa asegura que Euskadi tampoco se queda atrás. “La diferencia es que aquí se comen en fechas muy señaladas”. Estas no serían otras que San Prudencio y navidades y, entre ambas, Barraskibide despacha los 2.000 kilos de caracol que producen al año en su granja de Orduña.

 

De la tierra al plato

“Los caracoles no se comen solo por tradición, sino también por sabor”. Ricardo Pérez es cheff del resturante Yandiola, de la Alhóndiga de Bilbao. En Euskadi, afirma, es un plato que se suele cocinar a la vizcaina; es decir, con una salsa de pimiento choricero, cebolla morada, picadito clásico de jamón, chorizo y cebolla y, sobre todo, tomate. “Es una fórmula clásica y aquí no los comemos de otra manera”.

Sin embargo, a nivel internacional, Ricardo explica que cada territorio tiene su manera de prepararlos. “En Cataluña, por ejemplo, se hacen a la llauna y en Francia, en cambio, a lo escargot”. Con mantequila, con tomate, con pimienta. “En algunos sitios incluso se hacen a la plancha”.

Un “superplato”. Así calificaría Ricardo los caracoles. “Yo se los recomiendo a todo el mundo, pero sobre todo a aquellos que les gusta probar cosas nuevas”. Su textura, su sabor, pero sobre todo su salsa. “Aquí lo que nos gusta es untar con pan”.

Valverde rehabilita el Matadero Municipal para la helicicultura

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ESPAÑA :   El Ayuntamiento de Valverde del Camino está llevando a cabo la rehabilitación del antiguo Matadero Municipal para propiciar el desarrollo de actividades de helicicultura -cría de caracoles comestibles en cautiverio-. Una vez adecentada, la instalación se estrenará con un curso formativo sobre las nociones básicas de la cría, reproducción y venta de estos moluscos.

Esta iniciativa, que incluye acciones didácticas sobre la gestión empresarial y la cocina de caracoles, está destinada a desempleados que tengan la idea de impulsar un negocio. El curso es gratuito, cuenta con doce plazas y se va a impartir en el propio Matadero Municipal, donde se instalará un invernadero y unos unificadores para la reproducción de los caracoles, según ha informado la concejal de Atención Ciudadana, Fali Díaz.

En la rehabilitación del Matadero está trabajando la Concejalía de Mantenimiento y Conservación, que tiene previsto adecentar el patio, las cuadras y una de las antiguas oficinas. Así lo ha comunicado el responsable del área, Manuel Palanco, quien ha criticado el estado en el que se encontraba este espacio. “Era lamentable el estado de abandono en el que se encontraba el Matadero, con goteras; y paredes, ventanas y puertas rotas”, ha recalcado.

Palanco ha destacado la apuesta del equipo de Gobierno por rehabilitar la instalación para acoger actividades de helicicultura. “No sólo adecuamos un lugar para acoger posibles iniciativas empresariales, sino que los trabajos de rehabilitación se están realizando desde los diferentes planes, por lo que el fomento del empleo es el objetivo prioritario de este proyecto”, ha concluido.

El Pinar de los Franceses contará con una granja de caracoles tras el verano

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La idea de montar una granja para la cría de caracoles va fraguando después de que un grupo de parados haya decidido meses atrás hacerse cargo de una parcela municipal situada en las inmediaciones del Pinar de los Franceses para emprender este negocio.

Esta iniciativa toma forma una vez que parte de esos desempleados ya han sacado adelante una explotación agrícola en los reseñados terrenos municipales en los que también se instalará una granja de caracoles con el montaje de varios invernaderos. La idea es que esas infraestructuras comiencen a levantarse una vez que acabe el próximo verano.

No obstante, para que este proyecto llegue a buen puerto, la Delegación Municipal de Fomento ha organizado entre mañana y el viernes un curso de formación en helicicultura (cría de caracoles en cautiverio) destinado a preparar a los participantes en la producción y comercialización de estos moluscos terrestres. Así lo ha anunciado el edil José Manuel Lechuga (PP), quien ha confirmado que serán 15 las personas beneficiarias que participarán en unas jornadas que se llevarán a cabo en el Centro de Iniciativas Juveniles Box.

El delegado municipal manifiesto que dichas jornadas formativas impulsada por el Ayuntamiento responde al acuerdo alcanzado con varias asociaciones de desempleados del municipio “que han presentado iniciativas reales de empleo”. En concreto, los colectivos que participarán en este proyectos son la Asociación de Desempleados Activos Chiclaneros y la Asociación de Parados de Chiclana.

El curso será impartido por una empresa especializada, Fordecont SL, que, a través de dos especialistas con experiencia en el montaje de granjas de caracoles y la posterior comercialización del producto, aportarán conocimientos a los participantes con la idea de que puedan montar la anunciada infraestructura en unos 3.000 metros cuadrados de la parcela cedida por el Ayuntamiento en el Pinar de los Franceses (cerca de la Estación de Radio de la Marina) donde ya han sembrado en su huerta ecológica diferentes productos en parte de los 26.000 metros cuadrados de los que consta en total la parcela, y donde hay 12 personas trabajando, según ha confirmado la Asociación de Desempleados Activos Chiclaneros.

El curso incluye visitas guiadas a las instalaciones donde se ubicará la futura explotación, para analizar los pros y contras sobre el terreno, afirmó el edil, quien también reseñó que finalmente se contará con un informe de asesoramiento sobre el asentamiento de las instalaciones.

Lechuga quiso recordar que esta formación que facilita el Ayuntamiento atiende a la tutorización que se dijo se iba a facilitar por parte de la Delegación Municipal de Fomento para que el proyecto pueda ir por el buen camino y llegue a ser una realidad.

Además, el edil valoró de forma positiva el empeño de este grupo de parados quienes también participan en la gestión del mercadillo de los domingos en terrenos de La Longuera, “y cuyas ganancias la reinvierten en la futura granja de caracoles y el huerto ecológico”, señaló Lechuga

Decomisan 42 cajones de caracoles y más de una tonelada de merluza en Mar de Plata

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El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) decomisó 42 cajones de caracoles no aptos para el consumo y más de una tonelada de merluza que era transportada sin la documentación sanitaria respectiva.

Los respectivos análisis de laboratorio efectuados por el Senasa a las muestras que se realizan sobre la descarga de productos de la pesca operada en el puerto de Mar del Plata, detectaron la presencia de Toxina Paralizante de los Moluscos – comúnmente llamada marea roja – en los caracoles prevenientes de 5 embarcaciones.

Por tal motivo el Centro Regional Buenos Aires Sur del Senasa decomisó los 42 cajones que componían la carga y, simultáneamente, avisó a la Dirección de Pesca y Acuicultura de la provincia de Buenos Aires, la que dispuso de inmediato la veda de captura comercial, artesanal y/o turística para la zona comprendida entre los partidos costeros de General Lavalle (Punta Rasa) y Villarino (Carmen de Patagones).

Asimismo, el organismo sanitario nacional advirtió a Prefectura Naval Argentina y a las embarcaciones en alta mar para que la tripulación de las mismas se abstenga del consumo a bordo de mariscos y caracoles.

Por otra parte, durante un control a transportes de mercaderías en la Ruta Nacional 3, acceso a Coronel Rosales, agentes del Centro Regional Buenos Aires Sur del Senasa, interdictaron 60 cajas de 21 kilogramos de filete de merluza, dado que el transportista no pudo acreditar el origen y destino de la mercadería que circulaba sin documentación sanitaria. Los 1260 kilogramos fueron dispuestos en cámara a la espera del descargo de su propietario.

Durante el mismo operativo, se labraron además actas de infracción a un transporte de pollo fresco por no contar con la correspondiente habilitación del vehiculo y a otro transporte por no exhibir la numeración de su habilitación de Senasa en su exterior.

El Senasa realiza este, y otro, tipo de acciones de control y fiscalización sanitaria en distintos puntos de las cadenas productivas – producción, elaboración y transporte – con el objetivo de verificar el cumplimiento de las normativas vigentes en cuanto a la inocuidad de los alimentos de consumo.

Senasa brindará charla sobre el caracol africano en Puerto Iguazú

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El Senasa informó que realizará una charla informativa sobre el caracol gigante africano el martes 14 de abril a partir de las 9 hasta las 11:30 en la Asociación Hotelera, Gastronómica y Afines de Iguazú, ubicada en la calle Los Cedros 287 de la localidad.

 

El ingeniero agrónomo Juan Enrique Giménez dijo que: “se informará sobre esta plaga reconocida como invasora de cultivos causando eventuales perjuicios a pequeños y medianos productores. En cuanto a temas de salud el caracol representa un peligro potencial de transmisión de distintas enfermedades.

 

Para esta ocasión explicaran la problemática del caracol especialistas del SENASA como así también la Lic. en Biología Romina Valente del INMeT

 

Posteriormente ese mismo día por la tarde se realizará una recorrido por los distintos barrios en la cual se harán además recolección de ejemplares y concientización a los vecinos sobre la problemática.

Un pionero en la cría de caracoles

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ESPAÑA :   A escasos centenares de metros del núcleo urbano de Bonares se levanta una explotación ganadera que parece desafiar al monocultivo del fresón. En poco más de 2.000 metros cuadrados José Manuel Prieto se dedica a la helicicultura, cuyos primeros pasos comenzó con una humilde explotación extensiva de 500 metros cuadrados en la que, de forma experimental, fue formándose en los entresijos y vericuetos de la cría del caracol. Hoy día a este área ha sumado otros 1.000 metros cuadrados mientras ultima su salto a la producción industrial, lo que le permitirá hacer del cultivo de este molusco su medio de vida.

El emprendedor cría en exclusiva la Helix Aspersa, una variedad que representa el 70% del patrimonio helicícola en Europa; un hecho que responde a las cualidades de esta especie que destaca por su resistencia, alta fecundidad y adaptación al cautiverio y las diferentes situaciones climáticas.

Tras la fase experimental en invernadero, ahora estudia los resultado en producción extensiva donde estos minúsculos seres, terror de todo aquel que tiene una huerta, campan a sus anchas en un entorno silvestre. Aun a merced de las inclemencias meteorológicas y sin ningún tipo de socorro en cuanto al control de temperatura y humedad, reciben por parte del ganadero los mismos mimos que los criados en invernadero, disponiendo de todas las comodidades para mantener la hierba que les resguarde del sol y puentes de madera para procrear.

En contra de la percepción generalizada, la helicicultura requiere un trabajo paciente pero continuo. Hasta el primer año el Helix Aspersa no tiene totalmente formada su peristoma (el borde de la cocha) y esta en disposición de procrear. La cópula (cuyo ritual de apareamiento puede durar entre dos y doce horas) se desarrolla dos fechas: mayo y octubre, en las que pueden poner huevos en una horquilla que oscila entre los 80 y los 90 embriones, de los cuales el 90% logran eclosionar. Sin embargo, esta alta tasa fecundidad del caracol decae tras las dos primeras campañas de apareamiento. A este problema el helicicultor apunta un segundo factor: una tasa de mortandad que alcanza “el 30% durante el primer mes”, si bien en los recintos protegidos con malla térmica esta cifra baja a la mitad.

El objetivo a corto-medio plazo del empresario figura el dedicarse profesionalmente a la helicicultura como un medio de vida. “Creo que puedo ser mileurista dedicándome en exclusiva” a este tipo de cría, “con la satisfacción de trabajar en el campo sin el estrés de otros sectores”, apostilla Prieto.

Con una inversión inferior a los 30.000 euros ha podido levantar la explotación si bien destaca que su mayor patrimonio empresarial lo conforma los conocimientos adquiridos. “Aquí no existe una carrera universitaria que te permita conocer una ciencia, pues no es exacta”. Sólo el tiempo y la paciencia del “ensayo error” es la clave para adquirir la sapiencia necesaria para habituarte a los hábitos y necesidades de nutrición de estos animales, pulir el mantenimiento de los criaderos o la temperatura óptima y nivel de humedad para favorecer la etapa de apareamiento o su engorde. En este sentido explica que las directrices que pueda encontrar en un libro son orientativas a la hora de conocer las distintas patologías, afecciones y depredadores de la especie, si bien solo la experiencia te permite aplicar las medidas paliativas y mejorar la calidad de vida de estos animales.

El ejemplo lo tenemos en la alimentación que incluso en la explotación intensiva es natural y circunscrita a vegetales como las acelgas y piensos naturales que están compuestos de cebada (60%) y soja y maíz, así como carbonato cálcico que contribuye a endurecerles la concha.

Prieto es uno de los profesionales de la construcción desterrados del mercado laboral cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Frente al incierto futuro que se le presentaba a la hora de encadenar varios meses de trabajo comenzó a dar cuerpo a una alternativa laboral que le permitiera algo más que subsistir de contratos de quince días o un mes. Tres años después de aquel proyecto pionero resalta que está preparado para dar el salto a nivel profesional.

El cultivo de caracol es una actividad económica de futuro gracias al importante mercado potencial que existe y que la oferta en España es prácticamente nula. José Manuel Prieto tuvo claro desde un primer momento que su aventura empresarial se iniciaría con pies de plomo, de ahí que se decantase por la cría de la variedad Helix Aspersa, que se presta a su cría en cautividad. Para su plan de negocios se documentó y corroboró la alta demanda existente. “Me motivó el saber que en España se genera sólo el 20% de la producción que se consume en España”, mientras que el resto se importa, principalmente, de Marruecos e Italia, donde existe una red industrial de producción. Por estos factores no es de extrañar que ya disponga de clientes que le comprarán su producción una vez comience a producir a pleno rendimiento.

Pero la facturación de las empresas de cría en cautividad podrían multiplicarse tras la entrada en vigor de una reglamentación que prohibiría la recogida de caracoles silvestres. Una normativa que, según algunas páginas web de helicicultura, apuntan que podría estar operativas a corto o medio plazo. Esta previsión refuerza por sí las expectativas de negocio. La popularización de la alta gastronomía ha contribuido a que la demanda de este producto en los restaurantes se haya incrementado exponencialmente.

El caracol manzana, una amenaza para los arrozales y los humedales naturales

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Las especies del género Pomacea (caracoles manzana), son moluscos gasterópodos de la familia Ampullariidae. La mayoría de las especies son importantes plagas invasivas. Durante mucho tiempo ha habido mucha confusión respecto a la identificación de las diferentes especies del género Pomacea. Las especies en este género forman lo que se llama el “complejo o grupo canaliculata” o “caracol manzana acanalado”. De todas ellas, en España se ha detectado la especie Pomacea insularum. Esta especie originaria de Sudamérica está considerada como una de las 100 especies invasoras más perjudiciales del mundo por su afectación sobre el cultivo del arroz.

 

Actualmente, P.insularum está presente en América (Argentina, Bolivia, Brasil, EE.UU); Asia (Camboya, China, Israel, Japón, Malasia, Filipinas, Taiwán) y Europa (España).

 

Concretamente, en España P.insularum se detectó por primera vez en Agosto de 2009, en la margen izquierda del Delta del Río Ebro en Cataluña. Desde 2010 esta especie se ha extendido con rapidez por las dos márgenes del río.

 

Su biología y comportamiento hace que sea muy peligrosa, no sólo a nivel agrario sobre el cultivo del arroz sino también a nivel medioambiental por el riesgo que corren los hábitats naturales donde se encuentra. Es una especie herbívora voraz que se alimenta de plantas y algas acuáticas.

material_divulgativo_pomacea_insularum.pdf

diptico_caracol_manzana.pdf


Helicicultura

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Se calcula que el consumo mundial actual de caracoles comestibles terrestres sobrepasa las 300 mil toneladas y, según algunos estudios, se estima que en los próximos veinte años esa demanda se multiplicará por cinco, es decir que pasará a ser de 1.500.000 toneladas. La cifra no es nada despreciable por lo que puede aprovecharse esa circunstancia para la instalación de nuevos criaderos.

Francia es el principal consumidor del mundo. Posee una demanda que supera las 50.000 toneladas anuales, y para satisfacer los requerimientos del mercado doméstico debe recurrir a la importación. Italia también importa un 50% de las 12.000 toneladas que consume por año. España, por su parte, compra a terceros países 4.000 toneladas por año. Entre los principales exportadores se destacan Yugoslavia, Turquía y Marruecos. En América latina existen tres países dedicados al comercio internacional: Chile, Perú y Argentina. Brasil sólo produce para su mercado doméstico. En Argentina este particular molusco terrestre fue introducido por los inmigrantes españoles e italianos, que hasta hace tres décadas fueron grandes consumidores. Sin embargo, merced a los cambios en los hábitos alimenticios de las nuevas generaciones hoy el volumen del mercado interno apenas llega a los 400 kilos anuales. Las exportaciones, en tanto, no superan las 15 toneladas por año, aunque la demanda real ascendería por lo menos a 50 toneladas. Hasta ahora el comercio tiene su origen en la recolección silvestre, lo que por un lado impide la generación de volúmenes importantes y por otro, supedita el negocio a los vaivenes climáticos.

De los centenares de tipos de caracoles existentes, hay fundamentalmente dos, el Otala Láctea y el Hélix Aspersa los más usados para la alimentación humana, siendo el último el más utilizado para la cría en cautiverio.

La producción de caracoles está orientada en dos direcciones: como una actividad industrial, para comercializar lo producido a terceros; o bien de manera familiar, para mejorar la dieta y la economía del hogar.

La cría puede ser encarada de tres formas:

  • extensiva (a campo abierto, con cercas perimetrales que impiden su huída). Requiere disponer de terreno y su productividad es baja.
  • intensiva (en recintos cerrados). En este caso, se utilizan habitaciones, galpones o invernaderos cerrados, donde pueden regularse los aspectos de luz, temperatura y humedad. Los costos de instalación son mayores, pero la productividad es netamente superior.
  • mixta: combinación de ambos métodos.

En general, la cría en cautiverio se realiza utilizando la especie Hélix aspersa.

Para comenzar con la actividad, es necesario conocer:

  • Historia de la cría del caracol.
  • Su consumo en el mundo.
  • Distintas especies que se utilizan. Sus principales características.
  • Descripción de la Hélix Aspersa.
  • Ciclo reproductivo.
  • Sanidad. Principales enfermedades.
  • Aspectos comunes a los distintos tipos de cría.
  • Alimentación.
  • Sistema de cría a a ciclo biológico completo.
  • Sistema de cría intensivo.
  • Análisis económico para la implementación de un criadero.
  • Reglamentaciones sanitarias.
  • Requisitos para la exportación.
  • Formas de comercialización.
  • Asociaciones de productores.
  • Gastronomía.

Pero además, es necesario comprender algunos temas tan importantes como la producción en si misma:

  • Conocer la verdad sobre esta actividad, dejando de lado los aspectos románticos de ella. Desmitificar una producción que ha sido presentada como el negocio del siglo, simple y posible de hacer sin prácticamente ninguna inversión. En realidad SI se trata de un negocio, pero que exige dedicación, trabajo, conocimientos y aporte de capital.
  • Para iniciarse en la producción, es imprescindible el capacitarse previamente, ya sea tomando un curso, o bien colaborando con algún productor con experiencia, que quiera y pueda transmitirnos sus conocimientos. Intentar lanzarse a la actividad sólamente con leer un libro, o lo que se pueda rescatar en Internet, es garantía de pérdida de tiempo y dinero.
  • Hacer un estudio detallado sobre cómo comercializar su producción. Este es sin duda el punto flojo en toda la bibliografía y la mayoría de los cursos existentes en el mercado. Enseñan cómo producir, y cuentan lo útiles que son los productos que obtenemos, pero no indican claramente cuales son los inconvenientes que encontraremos al momento de querer vender nuestra producción. Cuales son los pasos a seguir para poner el producto en el mercado. Quien lo capacite, deberá acreditar años de experiencia en la comercialización exitosa de los caracoles.
  • Soporte permanente. Si Ud. compra un libro, obtendrá mucho conocimiento (teórico), pero no tendrá donde consultar sus dudas. Los cursos presenciales le permiten realizar las consultas que se generan mientras se dicta el mismo. Pero una vez terminado, y cuando Ud. pone “manos a la obra” ya no tiene a quien recurrir. Por el contrario, acérquese a aquellas personas o entidades que le garanticen soporte permanente, aún después de finalizado el curso.

 

A continuación, hay un resúmen de las preguntas más frecuentes que se hace toda persona que se interesa en la Helicicultura.

 

1. El consumo de carne de caracol terrestre ¿es lo suficientemente significativo como para justificar su cría en condiciones controladas?

Actualmente, en todo el mundo se consumen 300.000 tns. de carne de caracol, la mayor parte en los países pertenecientes a la Comunidad Europea, con Francia a la cabeza. Estas naciones importan hasta un 20% de lo que utilizan. Otros países como Estados Unidos y Japón se están sumando a los principales importadores, por lo que la demanda crece sostenidamente año a año. Estos datos indican que la cría de caracol se ha convertido en un negocio con excelentes perspectivas.

2. ¿Qué oportunidades tienen los países americanos de colocar en el mercado internacional sus caracoles.

Los países latinoamericanos se ven beneficiados con respecto a los del hemisferio norte por lo que se denomina la contra-estación. Cuando en el sur es verano y los caracoles alcanzan su peso comercial óptimo, en el norte es invierno y los moluscos están hibernando, motivo por el cual, para que el consumo no se vea disminuido los países de aquellas latitudes deben importar desde el sur.

3. La cría de caracoles ¿requiere de grandes inversiones?

La inversión inicial de este tipo de emprendimientos dependerá del tipo de cría que se decida utilizar. Si el cultivo es extensivo se necesita más espacio y tiempo y menos inversión; si se trata de cría extensiva, los dos primeros factores disminuyen pero aumenta la necesidad de capital.

4. ¿En cuánto tiempo puede comenzar a venderse el producto desde el inicio de la actividad?

En la cría extensiva, la primera camada lista para la venta se producirá a los dos años de iniciado el ciclo de producción. En el caso de la intensiva entre 8 meses a un año.

5. ¿Qué clase de caracol se utiliza para la cría en cautiverio?

La especie más utilizada es la Helix aspersa o Petit Gris, conocida en Iberoamérica como el caracol común de jardín. Se lo consigue en estado silvestre y tiene gran rendimiento por la calidad de su carne y su resistencia y rusticidad.

6. ¿En qué clima se desarrollan los caracoles?

Los estudios realizados sobre estos moluscos indican una gran resistencia a todo tipo de clima, pero prosperan especialmente en zonas templadas. De todos modos, como para el desarrollo de los caracoles en cautiverio (cría intensiva) las condiciones ambientales deben controlarse artificialmente – tempertura entre los 15º y los 20º y humedad entre 75% y 90% – pueden cultivarse en cualquier sitio.

7. ¿Qué precio tiene un kilo de caracol?

Internacionalmente se paga U$S 3.- a U$S 4,50 el kilo de caracol vivo puesto en destino, es decir que incluye el costo, seguro y flete hasta el país comprador. En el mercado interno se vende al consumidor final en alrededor de U$S 3,50 el kilo.

8. ¿Qué clase de conocimientos se necesitan para comenzar un criadero?

Es indispensable conocer al detalle la fisiología de estos moluscos, sus estadíos biológicos y el ciclo de desarrollo. También es fundamental manejar información sobre las patologías, afecciones y enemigos que puedan atentar contra su vida. El manejo de sus hábitos de nutrición e higiene para mantener los criaderos en condiciones óptimas y, finalmente, la situación del mercado tanto nacional como internacional para colocar el producto.

9. La demanda de carne de caracol ¿es sostenida u obedece a caprichos de moda o estacionales?

Tal como dijimos en el mundo se consumen anualmente 300.000 toneladas de carne de caracol en forma no sólo constante sino que va aumentando año a año a tal punto que se calcula que, en el término de 20 años la cifra se quintuplicará, llegando a demandarse 1.500.000 tns.

Por lo tanto, al encarar la cría del caracol podemos estar seguro que la demanda será sostenida y en aumento con el correr del tiempo.

10. ¿Existe un mercado interno para este producto?

Si bien en los países latinoamericanos el consumo de caracol es escaso, debido a que se ha perdido la costumbre adquirida de los inmigrantes europeos – que fueron quienes introdujeron este animalito y los platos en base a él -, en los últimos años existe un movimiento de regreso a esas tradiciones. Esto se debe especialmente al alto grado de porcentaje de proteínas y bajo de grasas que posee la carne de caracol, que permite una variación en la dieta con beneficios para la salud. Los helicicultores de estos países están abocados a extender dicho mercado, aumentado de este modo, las posibilidades de colocación local del producto.

11. ¿Es cierto que los caracoles son animales altamente prolíficos?

Sí. Estos moluscos son hermafroditas incompletos, es decir, poseen órganos sexuales masculinos y femeninos, pero necesitan de otro ejemplar para reproducirse. De cada cópula, cada miembro de la pareja pone un promedio de 90 huevos y se reproducen durante toda la vida del animal – que es de entre cuatro a seis años -, una vez alcanzada su madurez sexual. Entonces, en condiciones controladas, el helicicultor puede ver multiplicado su plantel al cabo de un año y éste seguirá creciendo de acuerdo con el manejo que se haga del criadero.

12. Cualquier observador ha visto a los caracoles dentro de su caparazón, esto ¿a qué se debe?

El caparazón es el sistema de defensa natural del caracol. En él se retrae cada vez que se percibe en peligro, para protegerse. Cuando la temperatura ambiente baja o la humedad es menor a la adecuada para su vida normal, el animal se introduce totalmente en la concha y cierra la abertura con una membrana. Esta operación se llama operculación y permite al caracol mantenerse en estado latente, sin comida ni bebida con una respiración limitada al mínimo, hasta que las condiciones climática vuelvan a ser las adecuadas para su normal desenvolvimiento en el exterior.

13. ¿Existen varias opciones para la cría controlada del caracol?

Así es. Básicamente son tres: extensiva, intensiva y mixta. La primera se hace a campo abierto en terrenos amplios vallados, con vegetación apropiada para la alimentación del molusco; la segunda requiere de ciertas instalaciones como calefactores y humidificadores para mantener los recintos cerrados en condiciones climáticas óptimas. El último es una combinación de los anteriores: se los cría en una primera etapa en jaulas de cría intensiva y se los lleva a campo para su engorde antes de la venta.

14. ¿Qué ventajas tienen cada uno de ellos?

El sistema de cría extensiva es más económico en cuanto a la inversión inicial y el gasto de mantenimiento, pero la producción se retarda más en el tiempo, porque deben respetarse los cambios estacionales con los consecuentes estadíos biológicos del caracol. Además, es necesario un terreno amplio y de ciertas condiciones, tales como sombra, declive, etc.

La cría intensiva requiere mayor inversión inicial porque necesita una infraestructura para mantener la temperatura y humedad estables, pero esto favorece el rápido desarrollo de los animales y permite una recuperación más expeditiva de los gastos. En el caso de la mixta, se mantienen las ventajas de la intensiva y el engorde a campo, cuando el animal es más fuerte y desarrollado le da al helicicultor libertad para ocuparse de los más pequeños que son más delicados.

15. ¿Requieren los caracoles una alimentación especial?

Como todos saben los caracoles son considerados plagas en los jardines y plantaciones porque devoran todo tipo de vegetales, por lo que la alimentación no constituye un problema. Sin embargo, para el engorde con destino final al consumo humano, se utilizan harinas de cereales enriquecidas con calcio que son muy económicas.

16. ¿Cómo se venden los caracoles?

Los caracoles pueden venderse vivos, congelados o enlatados con un proceso similar al de los frutos de mar. La forma de comercializarlos depende en general del comprador: si éste es local o internacional y del destino que le vaya a dar al producto. En el mercado interno, generalmente se vende vivo, tanto en los mercados como a restaurantes o a plantas elaboradoras que lo procesan para envasarlo. Internacionalmente, también se envían vivos en recintos refrigerados, o bien congelados para su consumo en rotiserías y restaurantes y finalmente, enlatados con salsas especiales para consumo directo. El precio en cada caso dependerá del grado de elaboración que requiera el producto.

17. ¿Con qué dificultades puede tropezar un helicicultor al dedicarse a la producción?

La falta de conocimientos y asesoramiento adecuado sobre la biología del caracol y su cría racional es el primer tropiezo que debe salvar la persona que decide dedicarse a esta actividad. El individualismo puede ser un enemigo fatal para estos emprendimientos, porque es gracias a la asociatividad que se podrá generar una oferta confiable para los mercados. Por otro lado, la indiferencia estatal hacia la actividad y los excesos de la política fiscal interna y de expertación gravitan negativamente para su desarrollo. Las dificultades político-económicas de los países latinoamericanos (inflación especialmente) perjudican las negociaciones de precios estables y las intermediaciones a veces insalvables son otros problemas a enfrentar.

18. ¿Cuánto debe producir un helicicultor para poder exportar?

Un contenedor tiene una capacidad de 10 toneladas. Si un helicicultor está en condiciones de producir esa cantidad en períodos regulares, puede exportar por sí solo. Si, en cambio, como es el caso de la mayoría de los criadores de nuestros países, las cantidades que pueden alcanzarse son más reducidas, la solución es asociarse mediante cooperativas u otro tipo de entidades corporativas que sumen entre todos lo necesario para enviar contenedores completos por barco, que es el método más económico.

19. ¿Existe legislación relacionado con la helicicultura en Argentina?

En Argentina, el SENASA – Servicio Nacional de Sanidad Animal – tiene dos resoluciones – Nº 554 y 555 – que crea el Registro Nacional de Helicicultores y regula las condiciones para la cría de caracoles.

20. ¿Cómo se obtienen los caracoles para iniciarse en la actividad?

En general, todavía hoy en los países de Latinoamérica se comienza un establecimiento helicicultor con caracoles de recolección, es decir, levantados en el campo donde viven en forma silvestre y, luego de una cuarentena – 30/40 días sin comida ni agua para esterilizarlos de toda posibles enfermedad -, se inicia con las diferentes etapas de la cría, de acuerdo con el ciclo biológico del animal. Sin embargo, dado que últimamente esta actividad está teniendo mucha difusión, hay personas que dictan cursos sobre el tema que también ofrecen los caracoles.

Lic. María Laura Martínez

Los caracoles de Marruecos se los comen los españoles

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Los caracoles son un manjar en Marruecos en forma de sopa, pero su fama rebasa las fronteras: cuatro quintas partes de estos moluscos marroquíes se exportan a España con fines gastronómicos.

 El 80 % de los 15.000 toneladas que Marruecos produce anualmente de caracoles se exportan vivos a España, explicó a Efe la Federación Interprofesional de Helicicultura (FIH) que esta semana celebró por primera vez el día nacional de los caracoles.

“Los costes de exportación a España son bajos, y esto hace que el precio de los caracoles de Marruecos sean más baratos” dijo a Efe Said Tazi, miembro de FIH, quien subrayó que la federación ha comenzado a enfocarse también en otros mercados que ofrecen mayor potencial como Francia e Italia, que importan por su parte el 60 % de los caracoles que consumen.

Según los operadores del sector y criaderos del caracol, el uso que se hace del molusco marroquí en España es principalmente gastronómico, entre otras cosas porque se exporta en “bruto”, sin ningún valor añadido.

El sector de helicicultura (cría y producción del caracol) es todavía incipiente y no estructurado en Marruecos; además, una buena parte de estos moluscos son todavía silvestres, se recogen de los campos de cultivo y huertas por aficionados.

A pesar de su estado silvestre, los observadores insisten sobre el buen estado de estos animales que se someten a control sanitario antes de ser exportados.

Los caracoles se crían principalmente en las regiones del Gharb, Lukus, Tánger y Tetuán (norte y noroeste), y entre las variedades que se crían en el país figura el Helix Aspersa, conocido en España como burgado, y la Eobania vermiculata, otra especie que se denomina en España choneta.

No obstante, los responsables del sector agrícola marroquí decidieron recientemente reglamentar y estructurar este sector con la creación en los pasados dos años de trece granjas para la cría de caracoles en cautividad, además de una unidad para la transformación de este animal.

“La helicicultura es un mercado que crece de forma rápida (…) y la demanda de productos derivados del caracol supera la producción actual, lo que da oportunidades considerables que hay que aprovechar”, subrayó Nadia Babrahim, presidenta de la FIH.

Babrahim insistió sobre las posibilidades “gastronómicas y cosméticas” de este animal, como el caviar del caracol o cremas a base de la baba del caracol para la piel o las arrugas.

La especialista marroquí subrayó que el objetivo de la fundación es alcanzar 1.000 granjas de cría del caracol de al menos 1.000 hectáreas en 2020 para elevar la producción hasta 40.000 toneladas anuales de caracoles para responder a la demanda creciente en Europa y en algunos países asiáticos como China y Japón.

Los planes de modernización del sector no parecen poner en peligro la tradición local de la “sopa de bobuch”, como se conoce en Marruecos al molusco, con una palabra posiblemente emparentada con la “babosa” española.

En estos días de invierno, no hay nada mejor que un caliente tazón de sopa de “bobuch” que se sirven en puestos ambulantes o pequeñas tiendas en los barrios populares del país que se sirven casi siempre por la tarde.

“Abrimos por la tarde porque es el momento en el que la gente sale del trabajo para tomar un bol de caracoles con caldo que les da calor y les relaja después de un día laborable”, cuenta a Efe Ahmed, un veterano vendedor de caracoles mientras sirve la sopa a los clientes.

La tienda pequeña de Mohamed, escondida en un callejón sin salida en la medina de Rabat, no tiene pérdida para los clientes que reconocen fácilmente el sitio atraídos por los olores que se desprenden del caldo de la sopa (que se le echa tomillo, orégano, menta, anís y jengibre, entre otros).

Ahmed, que se dedica al oficio desde hace quince años, se jacta de las virtudes sanitarias de los caracoles que se alimentan esencialmente de los vegetales de los huertos.

Un tazón de sopa de caracoles vale entre 5 y 10 dirhams (entre medio y un euro) y cada comerciante necesita hasta diez kilos diarios de estos animales para satisfacer la demanda,

Crean granja de caracoles en Jocotitlán, Edomex

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La Comisión Nacional Forestal apoya a ejidatarios de origen mazahua para la cría del caracol en Santiago Yeche, una comunidad del municipio de Jocotitlán, ubicada en el norte del Estado de México.

Jovita Gómez, productora de caracol, explicó que las principales características que brinda la baba de caracol son la elastina y el colágeno, sustancias que requerimos para la regeneración de la piel.

Este molusco, abundante en jardines y cultivos, hasta hace poco tiempo fue considerado como plaga; tras ocho semanas de capacitación en técnicas de crecimiento, producción y comercialización de caracol, los miembros de la Asociación de Productores Forestales del norte del estado iniciaron el proyecto productivo de helicicultura.

Ejidatarios crían caracoles para extraerles la baba; la granja se ubica en Jocotitlán, Estado de México (gob.mx/conafor/prensa)
Ejidatarios crían caracoles para extraerles la baba; la granja se ubica en Jocotitlán, Estado de México.

Este proyecto contempla un invernadero que permite acelerar la reproducción del molusco.

El técnico Ángel Luciano Maya dijo que los caracoles son hermafroditas, sólo necesitan estar en contacto con otro caracol para poder fecundar; cada ejemplar llega a sembrar alrededor de 100 huevecillos.

Estudios científicos señalan que la baba de caracol puede ser usada en tratamientos de belleza, para desvanecer cicatrices, manchas y marcas provocadas por el acné.

Jovita Gómez relató que los caracoles son lavados para poderles extraer la baba; de 300 caracoles se obtiene un litro de la sustancia.

 

Ejidatarios crían caracoles para extraerles la baba; la granja se ubica en Jocotitlán, Estado de México (gob.mx/conafor/prensa)
Ejidatarios crían caracoles para extraerles la baba; la granja se ubica en Jocotitlán, Estado de México.

Ejidatarios crían caracoles para extraerles la baba; la granja se ubica en Jocotitlán, Estado de México (gob.mx/conafor/prensa)

El litro de baba de caracol se vende hasta en 800 pesos. Además, el caracol también es comestible y es usado en la preparación de diversos platillos, un kilo puede llegar a costar hasta 150 pesos.

Ángel Luciano Maya agregó que el caracol se utilizará para producir diferentes tipos de alimentos, con la baba se producirá un exfoliante de piel”

Es una actividad sustentable y de desarrollo económico para 30 familias de los municipios de Jocotitlán, Jiquipilco y Acambay, que accedieron a recursos del Programa Nacional Forestal a través de proyectos de alcance regional.

Con información de Rosa María Olguín

La cría de caracoles, una alternativa de emprendimiento para la reconversión de la ganadería

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La helicicultura, la cría intensiva del caracol en granjas, se ha convertido en un método alternativo en la ganadería y un nicho de emprendimiento en los últimos años. El Centro de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) en Hinojosa del Duque (Córdoba) es centro de referencia en España que ha visto surgir alrededor de 180 criaderos de caracol solo en Andalucía, una actividad complementaria para la viabilidad de muchas explotaciones agropecuarias.

Sevilla es la provincia andaluza que produce más caracoles

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La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural ha publicado la orden que regula las condiciones sanitarias y el registro de las explotaciones dedicadas a la helicicultura, una normativa que responde al “creciente interés” por la cría de caracoles en Andalucía. Según explica la Junta en una nota, aunque el consumo de caracoles es tradicional en Andalucía, la actividad ganadera es relativamente nueva y está aumentando su relevancia en los últimos años, ya que se presenta como una “alternativa para mejorar la rentabilidad”.

Además de la ordenación de estas explotaciones, cuyos propietarios buscan una producción de calidad y alto valor gastronómico, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) recoge también las condiciones técnicas para la producción ecológica de caracoles.

La helicicultura puede suponer tanto la vía principal de ingresos de las fincas como un complemento de las rentas que se obtienen con otras labores. Actualmente, la cría y comercialización de estos animales tiene un “gran potencial” de crecimiento dada la alta demanda por parte de los consumidores.

Entre otras cualidades nutritivas de los caracoles destaca que su carne es muy pobre en grasas (0,5 – 0,8 por ciento) y calorías (60 – 80 por cada 100 gramos). Además, es rica en proteínas de alto valor biológico (12 – 16 por ciento) y sustancias minerales (aproximadamente 1,5 por ciento).

Consumo

Al tratarse de una actividad de reciente creación, según apunta la Junta, los datos que se disponen sobre la producción y consumo son estimativos. En general, los caracoles que se consumen en España son, en su mayoría, importados y proceden de Argelia, Bulgaria, China o países de Sudamérica, entre otros orígenes.

En base a estudios de mercado, se estima que el consumo nacional de caracoles es de 400 gramos por persona al año, lo que supondría unos 16 millones de kilogramos anuales. En su mayoría, se trata de animales silvestres, ya que el caracol de crianza apenas alcanza el 3% del total comercializado.

En Andalucía existen 229 explotaciones helicícolas, correspondiendo el mayor número a las provincias de Sevilla (24,5 por ciento), Córdoba (18,8 por ciento) y Málaga (16,6 por ciento).

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