Hay caracoles marinos (a veces denominados caracolas), dulceacuícolas y terrestres. Son muy apreciados por el hombre, tanto con fines coleccionistas como gastronómicos.
Pertenecientes al grupo de los pulmonados, su musculosa cavidad paleal, se ha transformado en pulmón. La superficie interior está ricamente vascularizada y debido a que su base está unida al pie, permite la ventilación.
La vida de los caracoles varía de una especie a otra. En su hábitat natural, los caracoles Achatinidae viven alrededor de entre 5 a 7 años y los caracoles del género Helix aproximadamente de 2 a 3.
Es un hecho que la competencia en el sector helicicola es nula por la falta de granjas y la poca disponibilidad de caracol en el mercado.
En los meses de invierno la oferta es escasa. Principalmente, se esta consumiendo caracol de recolección silvestre pero la tendencia es que para los próximos años el molusco de granja vaya ocupando su lugar en el mercado en detrimento del recogido en la naturaleza.
Se calcula que el consumo mundial actual de caracoles comestibles terrestres sobrepasa las 300 mil toneladas y en los próximos veinte años esa demanda se multiplicará por cinco, por lo que pasará a ser de 1.500.000 toneladas.
Los mayores consumidores de caracol a nivel mundial presentan una gran demanda en contraste con una disminución del molusco en estado silvestre, por lo que se han visto en la necesidad de desarrollar sistemas de cría de alta rentabilidad.
Esta medida sin embargo, no ha sido suficiente; sus demandas internas quedan insatisfechas por lo que se han visto obligados a incrementar las importaciones.
En Sudamérica Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia son los grandes abastecedores de caracoles al mercado Español. Argentina en especial exporta como máximo 15 toneladas al año para Europa y EE.UU.
Brasil por su lado, sólo produce para su mercado doméstico.
En Centro América, México que se encuentra en una posición estratégica con respecto a Sudamérica, ha iniciado recientemente su carrera en esta nueva actividad. El problema es que no existe un criadero o granja que desarrolle una técnica en la crianza de caracoles con flujo de producción sostenible y exportable.
Además estamos ante el riesgo de que por falta de conocimiento, se torne simplemente en acopio de caracoles silvestres, trayendo consigo la depredación de la especie que atentara con la biodiversidad y podría originar la extinción de este molusco.
Son lentos y viscosos, pero detrás de su concha se esconde un nuevo nicho de mercado por explotar. Dan fe de ello Juan Márquez, Agustín Larrosa y Francisco Orcajada, los tres socios fundadores del grupo helicícola Granja Verde, ubicado en Sangonera la Seca, y que está comercializando estos moluscos en Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Mallorca y Canarias.
Su aventura caracolera empezó por casualidad, cuando Juan Márquez, empresario de la construcción, y Francisco Orcajada, trabajador de banca, se inscribieron para recibir un curso de helicicultura en la pedanía murciana de El Raal.
El encargado de impartirlo era Agustín Larrosa. «Estábamos buscando alternativas para hacer nuevos negocios y en internet vimos que ofertaban cursos sobre la cría de caracoles, nos pareció interesante y fuimos a El Raal. Agustín impartía el curso en su casa, con unas fotocopias, y una sesión práctica visitando una granja, pero le dijimos que esta actividad tenía más recorrido», cuenta Juan Márquez.
Agustín es un experto en la materia porque se formó en Italia, «donde la helicicultura es una actividad regulada profesionalmente y existen más de 7.000 granjas». Cada uno de ellos invirtió 15.000 euros para fundar la sociedad y comenzaron a buscar el objetivo final de su plan de expansión: abastecer a las lonjas del país todo el año. «La variedad silvestre se comercializa en España entre mayo y octubre, pero después se crea un vacío», advierte Márquez.
Suben los precios
Toda una oportunidad de negocio, ya que de mayo a septiembre el kilo se comercializa a 4 euros de media, a partir de octubre en adelante el precio oscila entre 6 y 13 euros. Pero antes de empezar a hacer caja, tuvieron que diseñar la estructura del negocio. «Lo primero fue empezar a impartir cursos en un aula, con un manual sobre helicicultura, proyecciones y sesiones teóricas y prácticas que se prolongaban durante un mes», resume Juan Márquez.
La iniciativa llamó la atención de parados, agricultores interesados en diversificar su producción y emprendedores. De las más de 100 personas que pasaron por las clases de Agustín Larrosa, casi la mitad apostó por montar de forma autónoma su propia granja. Los requisitos eran aportar una inversión de 6.000 euros y una parcela propia de 100 metros cuadrados, como mínimo.
«Cada uno recibió medio kilo de caracoles por metro cuadrado, que es la densidad apropiada para que se reproduzcan», apunta Larrosa. Y Juan añade que «el caracol tiene sus misterios, no se puede estresar». No habla en vano, porque el objetivo es que cada ejemplar ponga entre 70 y 150 huevos. Por ello, su modelo de granja es una especie de ‘resort’ para moluscos, se alimentan de un pienso con complementos cálcicos, tienen refugio, zona con vegetación y una humedad óptima gracias al riego por goteo. «Mantenemos una temperatura de 10 a 25 grados centígrados, para que sean sexualmente activos».
Un molusco, antes de ser consumido, precisa de 12 meses para endurecer su concha, pero en estos «parques de engorde rebajaremos el proceso hasta los cuatro meses». Incluso tienen un sistema perimetral antifuga, con un cable electrificado que le da un pequeño chispazo al caracol que sube por los muros de plástico que cercan la instalación. El grupo cuenta con 48 proveedores que han montado granjas de entre 100 a 10.000 metros cuadrados de superficie en la Región (Cieza, Cehegín, Totana, Alhama de Murcia), en Valencia (Alicante), Cataluña (Barcelona) y Andalucía (Granada, Almería). «Nuestro objetivo era tener proveedores propios y se lo propusimos. El beneficio es mutuo, ellos nos venden su producción, sin tener que preocuparse, y nosotros la comercializamos», detalla Márquez.
A por el molusco griego
El único problema es que estas instalaciones no comenzarán a producir hasta los próximos meses de septiembre y octubre. Si querían empezar a colocar en el mercado patrio el producto del grupo Granja Verde necesitaban materia prima, «y decidimos viajar a Creta (Grecia) porque es la única zona de Europa que permite la recolección silvestre», recuerda Francisco Orcajada.
El pasado febrero importaron 22 toneladas de molusco griego -‘Helix aspersa muller’-, que es la misma variedad que se vende en España, pero, según Márquez, «con un matiz importante: este caracol es ‘pata negra’, como un cerdo ibérico. Lo crían en parajes naturales, con registros veterinarios, controles de trazabilidad y campañas de recolección que respetan sus ciclos biológicos».
En solo veinte días comercializaron todos los caracoles, sobre todo en lonjas del Levante y Norte de España, porque es un producto muy valorado en la gastronomía de la zona. «La carne de nuestro caracol tiene un sabor especial por el entorno donde se cría», subraya Larrosa. No habla en vano, porque en solo cuatro meses han colocado 70 toneladas procedentes de Grecia, con un margen medio de beneficios de 50 céntimos por kilo, a la espera de que sus proveedores empiecen a facilitarles materia prima.
El molusco que reciben de Creta lo mantienen invernando en sus instalaciones de Sangonera la Seca, que cuentan con cámaras especiales para conservarlos entre 3 y 4 meses. Allí lo lavan, secan, clasifican y meten en mallas de 15 kilos. El grupo ha comprado el dominio www.caracoles.com, al margen de sus proveedores cuentan con granja propia en Cieza y están preparando una tienda ‘on line’ para vender a los hosteleros.
También están estudiando recetas y salsas para comercializar este producto envasado y precocinado en supermercados y comercios. Posiblemente, ninguno de estos tres socios jamás se pudo imaginar que de la crisis económica se podía salir a ‘paso’ de caracol.
La demanda de caracoles en España es 20 veces superior a lo que se produce. Se estima que la producción nacional ronda sólo las 1.200 toneladas anuales, lo que significa que el resto procede de la importación. Pero lo más importante de todo es que se trata de una actividad rentable y viable para los agricultores y ganaderos andaluces. Por esta razón, cada vez más personas se apuntan a la cría de caracoles en cautividad, la helicicultura. En Málaga se estima que existe una decena de granjas y otras tantas en fase de creación.
Una de las más conocidas en la provincia es Hélix Santillán de Rincón de la Victoria, propiedad de Juan Grande, impulsor de la creación de la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía (ACHA), que tiene como finalidad defender los intereses del sector. A nivel andaluz existen unas 56 explotaciones.
Grande, que llegó a ser director de banco, se quedó en el paro con 50 años debido a la crisis y empezó a investigar en negocios que ofrecieran una alta rentabilidad. «Me di cuenta que la helicicultura es una de las actividades más rentables que existen», señala. Por este motivo, puso en marcha en 2013 Hélix Santillán.
Hoy Grande imparte incluso cursos de formación para enseñar los secretos de la helicicultura. «La gente cree que la cría de caracoles es de los más sencillo, pero eso no es así. Las que fracasan lo hacen por que carecen de la formación necesaria», señala Grande, que tras año y medio en el sector asegura que no es capaz de abastecer la demanda que tiene, hasta el punto de que en ocasiones se ve obligado a tener que recurrir a otras explotaciones. Para este empresario, el caracol de granja es el único que puede demostrar la trazabilidad del producto con los controles y registros que lleva a cabo el sector, como la alimentación a base de piensos balanceados y ausencia de productos químicos como herbicidas y pesticidas.
En función del mercado
El precio de un kilo de caracoles está en función del mercado en el que se comercializa. Los mayoristas suelen pagar en torno a los seis euros el kilos, pero si se vende directamente el precio hasta se duplica, alcanzando los 12 euros el kilo. Según Grande, los costes de producción suelen rondar los 2,70 euros el kilos. Si la explotación se dedica también a la comercialización de caviar (huevos de caracol) el precio en el mercado suele rondar entre los 1.600 y 1.800 euros el kilos. Cada caracol es capaz de poner hasta cien huevos en una puesta.
Con estos números no es de extrañar que la propia Junta de Andalucía considere la cría de caracoles como una alternativa viable para agricultores y ganaderos andaluces y malagueños.
En este sentido, el Centro de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) de Hinojosa del Duque (Córdoba), dependiente de la Consejería de Agricultura, cuenta con una finca experimental en la que trabaja desde el año 2000 en diversos programas relacionados con la actividad helicícola ofreciendo formación y asesoramiento.
Explotación extensiva
Otra de las empresas que llevan tiempo trabajando en la provincia es Helixyra, en la localidad de Alozaina. Se trata de una explotación extensiva mixta que combina la cría en cautividad con la exterior. Uno de sus fundadores es Sergio Arias, que está convencido de que es una actividad rentable y un negocio del que se puede vivir, aunque algo lento al principio ya que la cría exige un periodo mínimo de engorde que suele rondar entre los cinco y seis meses.
Helixyra es la primera granja de cría de caracoles en el entorno de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves, y una de las mayores de Andalucía dedicada al ciclo biológico completo del caracol. Al igual que le empresa de Rincón de la Victoria, también imparte cursos para formar a futuros helicicultores.
Según Grande, cuya explotación es de tipo intensivo (cría en cautividad) y mixto, pero en ambiente controlado, en Málaga, gracias al clima, es posible lograr hasta tres puestas al año. «La cría en cautividad permite controlar los parámetros de temperatura y humedad, algo que no se puede hacer cuando se trata de una explotación extensiva o a cielo abierto», explota el propietario de Hélix Santillán. «Tenemos una web que sólo en el mes de mayo pasado registró más de 27.000 visitas y una tienda virtual que funciona bastante bien. Pero además, también vendemos caracoles reproductores para otras granjas», explica Grande.
La helicicultura es la gran desconocida. Hay un vacío legal. En España comenzó en los años 60, pero aún el volumen de negocio es muy bajo y el sector carece de apoyo de las instituciones públicas. Por ello, la Asociación de Helicicultores de Andalucía (ACHA) quiere captar a profesionales para regularizar el sector y seguir formando para cubrir la amplia demanda que existe. La asociación se presentó ayer sábado en Antequera con el objeto de luchar contra la venta del caracol silvestre, que «no tiene control sanitario y esta prohibidísimo», según el presidente de la asociación, Juan Grande. Asimismo, la asociación pretende poner a disposición de los helicicultores que no tengan forma de dar salida a sus caracoles una página web para la venta online. Además, este grupo de emprendedores proyecta llevar la venta de caracoles andaluces al mercado francés. «Los chinos en época de crisis funcionan por los precios que tienen. Hice un estudio económico de la situación metiendo estadísticas de consumo, y ahí ves que los caracoles tienen gran demanda en Francia», insiste.
La crianza de moluscos se perfila como una alternativa rentable para el autoempleo, ya que la demanda de caracoles en España es 20 veces superior a lo que se produce. Una superficie de unos 500 metros cuadrados genera unos 3.000 kilogramos de moluscos al año, lo que puede reportar más de 18.000 euros anuales.
España consume unas 4.000 toneladas de caracoles al año, de las cuales tan sólo un 3% proceden de granjas nacionales, cubriendo el resto de la demanda países como Yugoslavia, Turquía o Marruecos.
De esta manera, la cría de caracoles se perfila como una alternativa para el autoempleo, ya que la demanda de caracoles en España es 20 veces superior a lo que se produce. Y mucho más aún en Francia, el mayor comercializador a nivel mundial.
La cría de caracoles se está convirtiendo en una tendencia cada vez más frecuente de emprendimiento en la provincia de Málaga, donde actualmente conviven unas diez granjas. La comarca de Antequera se convierte en un lugar idóneo para la reproducción por su suelo cálcico. Una de las granjas enclavadas en el norte de la provincia de Málaga es la de Agustina Rodríguez, la helicicultora más joven de Andalucía, que ha instalado su granja de caracoles en la Estación de Salinas, en Archidona.
En 2004, después de volver de un viaje de la India, Agustina tomó la decisión de dedicarse a la cría de moluscos. Durante años trabajó como capataz y corredora de obras pero con la caída de la construcción cambió de planes: «Decidí que quería algo que me diera para vivir, no busco hacerme millonaria, solo quiero tener un sueldo».
La trayectoria de su granja es muy corta, comenzó en febrero de este año a reproducir y cuenta con un invernadero de 500 metros cuadrados explotados, donde se crea un clima primaveral húmedo, a través de un microclima. Agustina, que dedica tres horas diarias a alimentar a los moluscos, utiliza una técnica de huertos de lechugas, coles y espinacas, mediante los que alimenta a los caracoles, además de pienso a base de alfalfa y calcio.
El caracol, como hermafrodita, necesita dos moluscos para la fecundación, que se produce en un ambiente adecuado, poniendo a los 20 días unos 100 huevos que eclosionan, transcurridos 21 días, para madurar a los ocho meses. De este modo, una granja de unos 500 metros cuadrados produce unos 3.000 kilos de caracoles al año. En este sentido, Agustina asegura que se necesitan conocimientos porque «de ocho granjas que se abren sólo dos consiguen salir adelante y las otras acaban cerrando».
Por su parte, Raquel Conejo ha instalado también una granja en la comarca de Antequera, concretamente en Villanueva del Trabuco. «Estuve investigando y vi que era algo novedoso que podía tener beneficios y que podía compaginarlo con la casa», indica Raquel. La técnica que esta trabuqueña utiliza para la producción de caracoles es mixta, ya que los cultiva en el sótano de su casa y un invernadero.
Otra de las granjas de moluscos situada en la provincia de Málaga es la de Juan Grande, helicicultor y presidente de la Asociación de Helicicultores de Andalucía (ACHA), instalado en el Rincón de la Victoria. A sus 52 años, y tras ejercer como director de banco durante largo tiempo, encaminó su vida hacia la cría de caracoles tras quedar en el paro.
Juan comenzó en noviembre de 2012. Es el más veterano. «Es un negocio que va evolucionando a medida que tienes producción», explica. En este sentido, este helicicultor se dedica a la venta del molusco vía online. A través de su página granjadecaracoles.com vende a mayoristas y particulares de Cataluña, Francia e Italia. El transporte es sencillo, ya que no requiere refrigeración.
«El kilo de caracoles si lo vendes a mayoristas oscila entre 5 o 6 euros pero si lo vendes al público final puede llegar a entre 8 y 10 euros» expone Juan Grande, quien posee un invernadero de 500 metros y asegura que «se puede vivir de esto». Juan utiliza mesas con vegetación, donde el molusco se oculta y se alimenta, además de pienso a base de cereales, cebada, trigo, maíz y soja.
Por último, Juan Toro, biólogo y helicicultor, que se encarga de asesorar a la asociación, sostiene que desde la facultad tenía «ese intríngulis por este mundo». Uno de los principales objetivos de este biólogo es la inserción del caracol en la gastronomía. «Queremos que sea un plato gourmet, comerlo estilo sushi, buñuelos de caracol, caracoles fritos? incitar al sector de la alimentación a que se incorpore la carne de caracol», proyecta Juan.
Aparte de la nieve, las vacaciones y los regalos, la Navidad también se caracteriza por las tradicionales comidas y cenas familiares. En la mayoría de las mesas vascas se sirve desde jamón hasta marisco, tanto carne como pescado, y todo ello sin olvidarse del postre, compuesto por turrón, churros y los inevitables polvorones. Sin duda, hay muchos platos típicos de tan señaladas fiestas, pero entre ellos se encuentran esos babosos moluscos que en Euskadi se aderezan con salsa vizcaina: los caracoles. ¿De dónde vienen?
Ignacio Lauzurika es el productor de Caracoles Gorbea. Según explica, entró en este negocio de la helicicultura -cría de caracol- por su padre: “Se puso de moda y creyó que podría ser tan buen complemento como cualquier otro”. Con trabajo y emoción, ambos levantaron la actual granja de caracoles en Murgia. “Por entonces yo tendría unos 16 años”. Ahora tiene 29.
En el caso de Ignacio, crían la misma especie que el caracol silvestre. “En Francia cultivan unos más gordo, pero nosotros hemos apostado por el normal”. Aunque más que producir, en Caracoles Gorbea se dedican a engordar las crías de caracol -conocidas “alevines” en la jerga de los helicicultores -: “Los compramos a una granja de Salamanca y los crecemos”. Al año recogen unos 1.500 kilos, una cantidad, considera, relativamente pequeña pero cuya venta tienen asegurada.
Pero no todo son flores en el mundo de la helicicultura. “Es increíble toda la gente que se dedica a vender humo”. Como ejemplo, pone las empresas que se especializan en el asesoramiento sobre la cría de caracol, las cuales califica de “deficientes”. “Mucha gente nos viene de esos cursos sin haberse enterado de nada”. Y considera todavía peores a aquellas empresas catalas que ofrecen granjas llave en mano. “Son una trampa, porque aunque te montan las instalaciones, te quitan la producción a precio tirado, incluso con pérdidas para el productor”. De ahí que pida un mayor control sobre esta actividad a la administración.
“En Euskadi hay mucho interés por la helicicultura, pero muy poca producción”. Ignacio opina que ello se debe a que esa explosión de interés no ha ido acompañada por un desarrollo de los servicios técnicos en la cría del caracol, pero también porque la helicicultura es más laboriosa de lo que parece: “Mucha gente cree que es una actividad en la que se trabaja poco y se gana mucho, pero no es así”. Por no hablar de que es una labor que se da únicamente de abril o marzo hasta septiembre u octubre -la temporada natural de cría del caracol-. ”Yo me tomo el negocio de los caracoles como una segunda actividad”. De primeras, él es técnico agrícola.
Lo Ecológico hasta en la sopa
Otra granja de caracoles vasca es Barraskibide, una explotación helicicultora situada a las faldas del Txarlazo. “En Orduña siempre ha sido muy típico coger y comer caracoles y decidimos montar nuestra propia explotación”, explica Ainhoa Álava, productora de la granja orduñesa. Al igual que Ignacio, ella se dedica al engorde de los alevines. ¿La diferencia? “Somos la primera granja helicicultora de Euskadi con sello ecológico de calidad”.
La alimentación. Según Ainhoa, ahí reside la clave. “Tanto nuestros piensos como nuestra hierba es ecológica, porque no le echamos insecticidas ni transgénicos”. Ello se materializa, explica, en caracoles más sanos, con cáscaras más duras y con un 35% más de carne que el normal. “La gente acostumbrada a comer esta delicia lo agradece”. Aunque Cataluña y Francia son los consumidores de caracol por excelencia, Ainhoa asegura que Euskadi tampoco se queda atrás. “La diferencia es que aquí se comen en fechas muy señaladas”. Estas no serían otras que San Prudencio y navidades y, entre ambas, Barraskibide despacha los 2.000 kilos de caracol que producen al año en su granja de Orduña.
De la tierra al plato
“Los caracoles no se comen solo por tradición, sino también por sabor”. Ricardo Pérez es cheff del resturante Yandiola, de la Alhóndiga de Bilbao. En Euskadi, afirma, es un plato que se suele cocinar a la vizcaina; es decir, con una salsa de pimiento choricero, cebolla morada, picadito clásico de jamón, chorizo y cebolla y, sobre todo, tomate. “Es una fórmula clásica y aquí no los comemos de otra manera”.
Sin embargo, a nivel internacional, Ricardo explica que cada territorio tiene su manera de prepararlos. “En Cataluña, por ejemplo, se hacen a la llauna y en Francia, en cambio, a lo escargot”. Con mantequila, con tomate, con pimienta. “En algunos sitios incluso se hacen a la plancha”.
Un “superplato”. Así calificaría Ricardo los caracoles. “Yo se los recomiendo a todo el mundo, pero sobre todo a aquellos que les gusta probar cosas nuevas”. Su textura, su sabor, pero sobre todo su salsa. “Aquí lo que nos gusta es untar con pan”.
ESPAÑA : El Ayuntamiento de Valverde del Camino está llevando a cabo la rehabilitación del antiguo Matadero Municipal para propiciar el desarrollo de actividades de helicicultura -cría de caracoles comestibles en cautiverio-. Una vez adecentada, la instalación se estrenará con un curso formativo sobre las nociones básicas de la cría, reproducción y venta de estos moluscos.
Esta iniciativa, que incluye acciones didácticas sobre la gestión empresarial y la cocina de caracoles, está destinada a desempleados que tengan la idea de impulsar un negocio. El curso es gratuito, cuenta con doce plazas y se va a impartir en el propio Matadero Municipal, donde se instalará un invernadero y unos unificadores para la reproducción de los caracoles, según ha informado la concejal de Atención Ciudadana, Fali Díaz.
En la rehabilitación del Matadero está trabajando la Concejalía de Mantenimiento y Conservación, que tiene previsto adecentar el patio, las cuadras y una de las antiguas oficinas. Así lo ha comunicado el responsable del área, Manuel Palanco, quien ha criticado el estado en el que se encontraba este espacio. “Era lamentable el estado de abandono en el que se encontraba el Matadero, con goteras; y paredes, ventanas y puertas rotas”, ha recalcado.
Palanco ha destacado la apuesta del equipo de Gobierno por rehabilitar la instalación para acoger actividades de helicicultura. “No sólo adecuamos un lugar para acoger posibles iniciativas empresariales, sino que los trabajos de rehabilitación se están realizando desde los diferentes planes, por lo que el fomento del empleo es el objetivo prioritario de este proyecto”, ha concluido.
La idea de montar una granja para la cría de caracoles va fraguando después de que un grupo de parados haya decidido meses atrás hacerse cargo de una parcela municipal situada en las inmediaciones del Pinar de los Franceses para emprender este negocio.
Esta iniciativa toma forma una vez que parte de esos desempleados ya han sacado adelante una explotación agrícola en los reseñados terrenos municipales en los que también se instalará una granja de caracoles con el montaje de varios invernaderos. La idea es que esas infraestructuras comiencen a levantarse una vez que acabe el próximo verano.
No obstante, para que este proyecto llegue a buen puerto, la Delegación Municipal de Fomento ha organizado entre mañana y el viernes un curso de formación en helicicultura (cría de caracoles en cautiverio) destinado a preparar a los participantes en la producción y comercialización de estos moluscos terrestres. Así lo ha anunciado el edil José Manuel Lechuga (PP), quien ha confirmado que serán 15 las personas beneficiarias que participarán en unas jornadas que se llevarán a cabo en el Centro de Iniciativas Juveniles Box.
El delegado municipal manifiesto que dichas jornadas formativas impulsada por el Ayuntamiento responde al acuerdo alcanzado con varias asociaciones de desempleados del municipio “que han presentado iniciativas reales de empleo”. En concreto, los colectivos que participarán en este proyectos son la Asociación de Desempleados Activos Chiclaneros y la Asociación de Parados de Chiclana.
El curso será impartido por una empresa especializada, Fordecont SL, que, a través de dos especialistas con experiencia en el montaje de granjas de caracoles y la posterior comercialización del producto, aportarán conocimientos a los participantes con la idea de que puedan montar la anunciada infraestructura en unos 3.000 metros cuadrados de la parcela cedida por el Ayuntamiento en el Pinar de los Franceses (cerca de la Estación de Radio de la Marina) donde ya han sembrado en su huerta ecológica diferentes productos en parte de los 26.000 metros cuadrados de los que consta en total la parcela, y donde hay 12 personas trabajando, según ha confirmado la Asociación de Desempleados Activos Chiclaneros.
El curso incluye visitas guiadas a las instalaciones donde se ubicará la futura explotación, para analizar los pros y contras sobre el terreno, afirmó el edil, quien también reseñó que finalmente se contará con un informe de asesoramiento sobre el asentamiento de las instalaciones.
Lechuga quiso recordar que esta formación que facilita el Ayuntamiento atiende a la tutorización que se dijo se iba a facilitar por parte de la Delegación Municipal de Fomento para que el proyecto pueda ir por el buen camino y llegue a ser una realidad.
Además, el edil valoró de forma positiva el empeño de este grupo de parados quienes también participan en la gestión del mercadillo de los domingos en terrenos de La Longuera, “y cuyas ganancias la reinvierten en la futura granja de caracoles y el huerto ecológico”, señaló Lechuga
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) decomisó 42 cajones de caracoles no aptos para el consumo y más de una tonelada de merluza que era transportada sin la documentación sanitaria respectiva.
Los respectivos análisis de laboratorio efectuados por el Senasa a las muestras que se realizan sobre la descarga de productos de la pesca operada en el puerto de Mar del Plata, detectaron la presencia de Toxina Paralizante de los Moluscos – comúnmente llamada marea roja – en los caracoles prevenientes de 5 embarcaciones.
Por tal motivo el Centro Regional Buenos Aires Sur del Senasa decomisó los 42 cajones que componían la carga y, simultáneamente, avisó a la Dirección de Pesca y Acuicultura de la provincia de Buenos Aires, la que dispuso de inmediato la veda de captura comercial, artesanal y/o turística para la zona comprendida entre los partidos costeros de General Lavalle (Punta Rasa) y Villarino (Carmen de Patagones).
Asimismo, el organismo sanitario nacional advirtió a Prefectura Naval Argentina y a las embarcaciones en alta mar para que la tripulación de las mismas se abstenga del consumo a bordo de mariscos y caracoles.
Por otra parte, durante un control a transportes de mercaderías en la Ruta Nacional 3, acceso a Coronel Rosales, agentes del Centro Regional Buenos Aires Sur del Senasa, interdictaron 60 cajas de 21 kilogramos de filete de merluza, dado que el transportista no pudo acreditar el origen y destino de la mercadería que circulaba sin documentación sanitaria. Los 1260 kilogramos fueron dispuestos en cámara a la espera del descargo de su propietario.
Durante el mismo operativo, se labraron además actas de infracción a un transporte de pollo fresco por no contar con la correspondiente habilitación del vehiculo y a otro transporte por no exhibir la numeración de su habilitación de Senasa en su exterior.
El Senasa realiza este, y otro, tipo de acciones de control y fiscalización sanitaria en distintos puntos de las cadenas productivas – producción, elaboración y transporte – con el objetivo de verificar el cumplimiento de las normativas vigentes en cuanto a la inocuidad de los alimentos de consumo.
El Senasa informó que realizará una charla informativa sobre el caracol gigante africano el martes 14 de abril a partir de las 9 hasta las 11:30 en la Asociación Hotelera, Gastronómica y Afines de Iguazú, ubicada en la calle Los Cedros 287 de la localidad.
El ingeniero agrónomo Juan Enrique Giménez dijo que: “se informará sobre esta plaga reconocida como invasora de cultivos causando eventuales perjuicios a pequeños y medianos productores. En cuanto a temas de salud el caracol representa un peligro potencial de transmisión de distintas enfermedades.
Para esta ocasión explicaran la problemática del caracol especialistas del SENASA como así también la Lic. en Biología Romina Valente del INMeT
Posteriormente ese mismo día por la tarde se realizará una recorrido por los distintos barrios en la cual se harán además recolección de ejemplares y concientización a los vecinos sobre la problemática.
ESPAÑA : A escasos centenares de metros del núcleo urbano de Bonares se levanta una explotación ganadera que parece desafiar al monocultivo del fresón. En poco más de 2.000 metros cuadrados José Manuel Prieto se dedica a la helicicultura, cuyos primeros pasos comenzó con una humilde explotación extensiva de 500 metros cuadrados en la que, de forma experimental, fue formándose en los entresijos y vericuetos de la cría del caracol. Hoy día a este área ha sumado otros 1.000 metros cuadrados mientras ultima su salto a la producción industrial, lo que le permitirá hacer del cultivo de este molusco su medio de vida.
El emprendedor cría en exclusiva la Helix Aspersa, una variedad que representa el 70% del patrimonio helicícola en Europa; un hecho que responde a las cualidades de esta especie que destaca por su resistencia, alta fecundidad y adaptación al cautiverio y las diferentes situaciones climáticas.
Tras la fase experimental en invernadero, ahora estudia los resultado en producción extensiva donde estos minúsculos seres, terror de todo aquel que tiene una huerta, campan a sus anchas en un entorno silvestre. Aun a merced de las inclemencias meteorológicas y sin ningún tipo de socorro en cuanto al control de temperatura y humedad, reciben por parte del ganadero los mismos mimos que los criados en invernadero, disponiendo de todas las comodidades para mantener la hierba que les resguarde del sol y puentes de madera para procrear.
En contra de la percepción generalizada, la helicicultura requiere un trabajo paciente pero continuo. Hasta el primer año el Helix Aspersa no tiene totalmente formada su peristoma (el borde de la cocha) y esta en disposición de procrear. La cópula (cuyo ritual de apareamiento puede durar entre dos y doce horas) se desarrolla dos fechas: mayo y octubre, en las que pueden poner huevos en una horquilla que oscila entre los 80 y los 90 embriones, de los cuales el 90% logran eclosionar. Sin embargo, esta alta tasa fecundidad del caracol decae tras las dos primeras campañas de apareamiento. A este problema el helicicultor apunta un segundo factor: una tasa de mortandad que alcanza “el 30% durante el primer mes”, si bien en los recintos protegidos con malla térmica esta cifra baja a la mitad.
El objetivo a corto-medio plazo del empresario figura el dedicarse profesionalmente a la helicicultura como un medio de vida. “Creo que puedo ser mileurista dedicándome en exclusiva” a este tipo de cría, “con la satisfacción de trabajar en el campo sin el estrés de otros sectores”, apostilla Prieto.
Con una inversión inferior a los 30.000 euros ha podido levantar la explotación si bien destaca que su mayor patrimonio empresarial lo conforma los conocimientos adquiridos. “Aquí no existe una carrera universitaria que te permita conocer una ciencia, pues no es exacta”. Sólo el tiempo y la paciencia del “ensayo error” es la clave para adquirir la sapiencia necesaria para habituarte a los hábitos y necesidades de nutrición de estos animales, pulir el mantenimiento de los criaderos o la temperatura óptima y nivel de humedad para favorecer la etapa de apareamiento o su engorde. En este sentido explica que las directrices que pueda encontrar en un libro son orientativas a la hora de conocer las distintas patologías, afecciones y depredadores de la especie, si bien solo la experiencia te permite aplicar las medidas paliativas y mejorar la calidad de vida de estos animales.
El ejemplo lo tenemos en la alimentación que incluso en la explotación intensiva es natural y circunscrita a vegetales como las acelgas y piensos naturales que están compuestos de cebada (60%) y soja y maíz, así como carbonato cálcico que contribuye a endurecerles la concha.
Prieto es uno de los profesionales de la construcción desterrados del mercado laboral cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Frente al incierto futuro que se le presentaba a la hora de encadenar varios meses de trabajo comenzó a dar cuerpo a una alternativa laboral que le permitiera algo más que subsistir de contratos de quince días o un mes. Tres años después de aquel proyecto pionero resalta que está preparado para dar el salto a nivel profesional.
El cultivo de caracol es una actividad económica de futuro gracias al importante mercado potencial que existe y que la oferta en España es prácticamente nula. José Manuel Prieto tuvo claro desde un primer momento que su aventura empresarial se iniciaría con pies de plomo, de ahí que se decantase por la cría de la variedad Helix Aspersa, que se presta a su cría en cautividad. Para su plan de negocios se documentó y corroboró la alta demanda existente. “Me motivó el saber que en España se genera sólo el 20% de la producción que se consume en España”, mientras que el resto se importa, principalmente, de Marruecos e Italia, donde existe una red industrial de producción. Por estos factores no es de extrañar que ya disponga de clientes que le comprarán su producción una vez comience a producir a pleno rendimiento.
Pero la facturación de las empresas de cría en cautividad podrían multiplicarse tras la entrada en vigor de una reglamentación que prohibiría la recogida de caracoles silvestres. Una normativa que, según algunas páginas web de helicicultura, apuntan que podría estar operativas a corto o medio plazo. Esta previsión refuerza por sí las expectativas de negocio. La popularización de la alta gastronomía ha contribuido a que la demanda de este producto en los restaurantes se haya incrementado exponencialmente.
Las especies del género Pomacea (caracoles manzana), son moluscos gasterópodos de la familia Ampullariidae. La mayoría de las especies son importantes plagas invasivas. Durante mucho tiempo ha habido mucha confusión respecto a la identificación de las diferentes especies del género Pomacea. Las especies en este género forman lo que se llama el “complejo o grupo canaliculata” o “caracol manzana acanalado”. De todas ellas, en España se ha detectado la especie Pomacea insularum. Esta especie originaria de Sudamérica está considerada como una de las 100 especies invasoras más perjudiciales del mundo por su afectación sobre el cultivo del arroz.
Actualmente, P.insularum está presente en América (Argentina, Bolivia, Brasil, EE.UU); Asia (Camboya, China, Israel, Japón, Malasia, Filipinas, Taiwán) y Europa (España).
Concretamente, en España P.insularum se detectó por primera vez en Agosto de 2009, en la margen izquierda del Delta del Río Ebro en Cataluña. Desde 2010 esta especie se ha extendido con rapidez por las dos márgenes del río.
Su biología y comportamiento hace que sea muy peligrosa, no sólo a nivel agrario sobre el cultivo del arroz sino también a nivel medioambiental por el riesgo que corren los hábitats naturales donde se encuentra. Es una especie herbívora voraz que se alimenta de plantas y algas acuáticas.
En una de las zonas de Ecatepec con mayores índices delictivos, los gobiernos federal y municipal implementaron un proyecto de autoempleo y desarrollo económico para la Sierra de Guadalupe y ahora más de 20 familias tienen una fuente de trabajo e ingresos con el proyecto productivo de Helicicultura “Caracoles Cerro del Viento”.
“A dos meses de haber iniciado, los vecinos encargados de esta iniciativa aumentaron 500 por ciento la producción de caracoles: y de comenzar con seis, ahora son 20 las familias beneficiadas que intervienen desde el proceso de crianza, hasta la comercialización de diversos alimentos con esta especie”, dijo el alcalde de Ecatepec, Sergio Díaz Hernández.
El proyecto forma parte del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (Pronapred), que trata de involucrar a los residentes que viven en zonas vulnerables en planes de desarrollo productivo.
Martín Morales, vecino de San Pedro Xalostoc y productor de caracoles, comentó que además de ser una fuente de ingresos para sus familias, también difunden y retoman la base de una sana alimentación de pueblos fundadores del municipio, que era basta en productos orgánicos.
“De esta especie obtenemos tres principales derivados: baba, huevo y carne, que tiene un alto contenido de proteína, minerales sin colesterol, ya que su alimentación se basa en una mezcla de harina de maíz, de trigo y carbonato de calcio, además de estar libre de parásitos pues tenemos un alto control de calidad en la producción”, explicó.
“Con diferentes platillos gastronómicos como tamales, quesadillas y conejo relleno, entre otros, hemos comenzado a presentarnos en diferentes ferias del Pronapred, y de artesanías que ha organizado la Dirección de Desarrollo Económico Y Metropolitano”, dijo María Arenas, trabajadora del criadero.
Estos granjeros comenzaron con 25 kilos de caracol, el 28 de junio pasado y hasta ahora han aumentado su producción en más de 500 por ciento con más de 125 kilos, debido al trabajo que realizan con base en la constante capacitación que les brindan cada 15 días zootecnistas del Pronapred.
El predio donde está la granja es de 120 metros cuadrados, con 10 secciones en el que está instalado un sistema especial de banderillas donde los caracoles se reproducen y son clasificados según su tamaño.
Desde que nacen, hasta que están listos para el consumo pueden transcurrir de cuatro a seis meses y el ambiente de producción debe estar entre 12 y 22 grados Celsius de temperatura con 80 por ciento de humedad.
“Comenzamos este proyecto desde abajo, desde que el terreno estaba vacío y es un orgullo ver cómo avanza la producción, me encargo de alimentar a los caracoles, de regular su temperatura y limpiar. Aquí no hay tope de edad para trabajar, he encontrado una oportunidad de empleo, a pesar de mi edad me siento útil”, mencionó Francisco Morales, de 78 años de edad.
Con una producción continua, se espera que dentro de seis meses comience la venta de estos caracoles por kilo, que en México se encuentra valorado en más de 100 pesos.
De acuerdo con el Pronapred, Ecatepec cuenta con tres zonas consideradas como polígonos (Norte, Centro y Sierra), donde se han implementado dos proyectos más como la creación de Huertos Acuapónicos ubicados en colonias como Ciudad Cuauhtémoc y La Esperanza, beneficiado directamente a más de 30 familias donde madres solteras, personas de la tercera edad y jóvenes, principalmente, han encontrado una opción de ingresos.
Entrevistamos a Fernando Baquero García, gerente de Caracolace
Pregunta: El negocio de la cría del caracol es singular, ¿cómo llego a él?.
Respuesta: Me planteé la posibilidad de iniciar esta actividad después de un curso de helicicultura que hice en Salamanca.
P. ¿Donde tiene ubicada la explotación? ¿Qué condiciones de humedad, temperatura, luz, debe tener para que puedan obtenerse una rentabilidad adecuada?.
R. La explotación está en Aceuchal. Y respecto a las condiciones donde se desarrolla la producción, hay que decir que no tiene una gran exigencia, es una tierra normal y corriente, con la temperatura y luz, normales de la época del año. Donde sí hay que tener especial cuidado es la humedad: hay que regar mucho para tener un 90%.
Fernando Baquero
P. ¿Qué cantidad de caracoles produce? ¿Y cómo y dónde los distribuye?
R. La cantidad de caracoles que se pueden producir está en función de los huevos que quieras echar. Yo tengo poca producción entre 1.000 y 1.500 kilos por año. Los vendo por los bares y restaurantes, pero cuesta mucho trabajo porque por esta zona no hay mucha cultura del caracol. Por eso ahora estamos trabajando en hacer caracol cocinado en frío y en conserva para distribuirlo por comercios, tiendas de alimentación, supermercados, etc
P. ¿Cuáles son las causas que pueden afectar negativamente a los caracoles?
R. Naturalmente que los caracoles tienen depredadores, como ratones, sapos, etc..; pero la razón de los mayores índices de mortandad es el calor, las altas temperaturas durante los meses de julio y agosto.
P. ¿Con qué se alimenta a los caracoles?
R. Fundamentalmente se alimentan de pienso y trébol.
P. ¿Cuántas fases tiene un ciclo productivo normal?
R. Pasan dos semanas desde que se echan los huevos, para verlos pequeños. A partir de ahí se les alimenta, y si todo va bien en cuatro meses ya se puede coger caracol bordeado. A continuación se lleva a la sala de secado y purgado, después a una cámara donde estarán hasta la hora de comercializar, y en ese momento se embolsan, se pesan y se etiquetan.
P.- ¿Hay razas más adaptadas a la cría?
R. Yo solo trabajo con hélix aspersa.
P. ¿Es necesaria alguna autorización especial?
R. Como en cualquier explotación hay que pasar por el hacer el proyecto de la granja, permisos del Ayuntamiento, de medio ambiente, núcleo zoológico, etc. A lo que hay que sumar el registro sanitario y el carnet de manipulador de alimentos.
P.- Y para terminar, recomiéndenos algún plato con caracoles
R. Os recomiendo caracoles en caldereta extremeña, que es el plato que nosotros queremos sacar al mercado.
Quiero montar relativamente pronto una pequeña granja de caracoles en un pueblo de Ávila. Dispongo de conocimientos, formación y plan de empresa con costes iniciales de instalaciones pero me falta conocer todos los aspectos burocráticos: permisos (municipales,, comunitaios, sanitarios, etc.), así como los requistos y gestiones para poder obtener subvenciones (fondos europeos al desarrollo o de CyL…).
El objetivo es producir y comercializar carne y huevas de caracol (comercio nacional e internacional). Así mismo necesitaría asesoría legal continuada una vez iniciada la
actividad.
respuesta:
Una explotacion de caracoles se trata de una explotación ganadera, que va a tener que cumplir todas las normas ganaderas, tanto estatales, como regionales y locales si existieran.Lo primero es que deberas tener unas instalaciones, con las licencias corresponcientes, tanto de obra, como de las instalaciones que tengas, electricidad, etc.
La construcción ha de estar bien acondicionada, te haria incapie en la temperatura, conozco, explotaciones con buenas producciones, que en los meses de invierno, tienen grandes problemas.
apartir de tener las licencias de construcción e instalaciones, necesitaras la ambiental, que no creo que te pongan ningun problema y a partir de aqui tenemos dos posibilidades, tu vas a vender los animales a una empresa con registro sanitario que realiza la seleccion y la venta, o tu vas a comercializar directamente.
En el primer caso, tipico de explotaciones, ganaderas, porcinas, ovinas, etc, con que te registres en la junta comoexplotacion ganadera seria suficiente
en el segundo caso, que creo que seria el tuyo, donde tu vas a dar algun tipo de manipulacion, te pueden exigir el registro sanitario para la comercialización.
En cuanto a las ayudas a las que puede acceder, si no ha tenido actividad agraria previa y cumple los requisitos puede acceder a las ayudas a la primera instalación de jóvenes agricultores y, dependiendo del volumen de la explotación y de las inversiones a realizar, se podrá combinar con las ayudas a la mejora de explotaciones agrarias (planes de mejora).
El importe de estas ayudas es variable según los criterios que se cumplan.
Si quiere una estudio personalizado pídanos presupuesto y estaremos encantados de poder ayudarle con la gestión de sus ayudas y trámites necesarios para constituir su explotación.
Recuerda que la información recogida es orientativa. Si necesitas un desarrollo más amplio o una consulta (vía e-mail, telefónica o presencial) más especifica de tu caso particular, o la realización de gestiones puedes solicitarnos presupuesto sin compromiso en asesoria.pac@agronewscastillayleon.com
Cinco meses sin facturar ni producir y una situación de «incomunicación» entre los socios han conducido a la empresa Caracoles sorianos a un parón técnico que la sitúa al borde de la desaparición. Yojanan Ramos, promotor de la iniciativa, ha dejado el Consejo de Administración por decisión propia debido a «la imposibilidad de seguir adelante y llegar a algún acuerdo. Se han perdido pedidos y hasta la campaña de Navidad, pero no puedo hacer nada porque no tengo la mayoría», apunta.
Dedicada a la cría y comercialización de caracoles (helicicultura) y ubicada en Valdeavellano de Tera, esta joven empresa se constituyó en 2010, con un capital de 210.000 euros y con el paraguas de Soria Futuro, que se desvinculó de ella en 2014. En ese año entra a formar parte del accionariado con el 51% la empresa de Vizcaya Álvaro Basarrate. Una firma dedicada a la comercialización y distribución de productos de alimentación con la que Caracoles sorianos llevaba tiempo trabajando.
Las desavenencias entre las partes comienzan a mediados de año con la pérdida de algunas operaciones, según el promotor de la empresa, y se acrecientan cuando el otro socio frena un proyecto de ampliación, con la adquisición de una nueva nave en un pueblo cercano a Valdeavellano. Las dos partes habían mantenido conversaciones sobre la posibilidad de ampliar el negocio ya que «habíamos crecido en ventas pero faltaba estabilidad en la facturación», reconoce Ramos, para quien la solución para subir la facturación era acometer una serie de inversiones «porque la estructura que teníamos era muy básica».
Tras descartar la idea de alquilar una nave en Valcorba debido a la distancia de la explotación actual, se opta por la cercana a El Valle, «a lo que el otro socio dice que no y se queja incluso de que la gestión ha sido nefasta, cuando ellos ni siquiera han hecho la labor comercial que les correspondía y muchos clientes acababan llamándome a mí y diciéndome que en la empresa (de comercialización) no les atienden», siempre según la versión de Yojanan Ramos.
Así las cosas, tampoco llega a buen puerto la propuesta del socio soriano para adquirir el conjunto de participaciones, a un precio «razonable» que pareció «insuficiente». Ramos afirma sentirse con las manos atadas, «sin poder nacer nada» cuando el negocio «tiene futuro si se tienen unos objetivos».
El joven defiende su gestión al frente de la empresa, en la que «hay mucho trabajo detrás» en torno a la crianza del caracol, «pero yo no puedo remar solo», dice, aludiendo a un sector «en el que la trazabilidad y la seguridad alimentaria son algo fundamental», aunque en nuestro país la helicicultura sea un negocio incipiente: mientras que aquí el volumen de ventas de caracol envasado está en torno a las 15.000 toneladas, en Francia llega al medio millón.
A su juicio, la empresa precisaría de un desarrollo comercial que permitiera una mayor expansión. Y cita en este sentido dos proyectos que se han quedado en puertas: hacer una prueba de calidad con la cadena Mercadona y vender caracol envasado a París. «Yo sé el potencial de Caracoles sorianos y qué producto hemos trabajado, pero no con los recursos necesarios».
La empresa se encuentra en un terreno de 5.000 metros en el polígono de Valdeavellano, donde se asienta una nave de 3.000 metros para la crianza del caracol, además de un edificio auxiliar. Entre sus productos destacan los tarros de caracoles en salsa de tomate o en su jugo, así como el paté de caracol. La granja soriana controlaba además la producción de otras granjas del país para poder hacer frente a sus pedidos.
Yojanan Ramos subraya el potencial de un negocio como éste que «había alcanzado cierto tirón y prestigio» y un atractivo que había atraído hasta la explotación de caracoles a emprendedores de otras granjas de Grecia, Italia, Polonia o Lituania.
Previsiblemente, «el siguiente paso sería que la sociedad se disolviera, pero no lo sé… El balance es negativo porque llevamos más de cinco meses sin facturar nada y los gastos se han ido sumando», lamenta el promotor.
El auge de la cría de caracoles aterriza en Menorca. Lo hace a través de una pareja de emprendedores, que se instaló en la Isla en 2013. Lola Suñé Carrano, de 29 años y natural de Barcelona, había veraneado toda su vida en Menorca y decidió establecerse con su pareja, Rodrigo Romero de Oliveira, de 32 años y natural de Sao Paulo. Su proyecto empezó a gestarse hace dos años, con el asesoramiento del Servei de Tutorització per a Persones Emprenedores del Consell.
Rodrigo Romero es chef y conoce el valor gastronómico de los caracoles, además de pequeño había visto criar caracoles en el jardín de un tío suyo en Italia. «El clima húmedo de Menorca es ideal para la helicicultura, los caracoles están arraigados a la gastronomía tradicional y existe un nicho de mercado. Esto nos llevó a querer montar una granja de caracoles», explica Lola Suñé. La pareja empezó a documentarse, estudiar, formarse, buscar una finca y tramitar todos los permisos para convertirse en helicicultores o criadores de caracoles. Su proyecto ha empezado a caminar en una finca en Alaior y bajo el nombre empresarial de Es Caragol de Menorca.
Un producto natural
La pareja cuenta en la actaulidad con 10.000 ejemplares adultos y 5.000 alevines de la especie Helix aspersa müller o caracol común de jardín, conocido en Menorca como caragol bover. Los primeros ejemplares los importaron de Sa Caragolera de Mallorca.
La zona de cría ocupa unos 200 metros cuadrados al aire libre y los caracoles se alimentan de vegetales que plantan, como acelgas, lechugas, coles o perejil, y de hierba natural. Como suplemento les proporcionan harina de maíz y calcio para que la concha sea más resistente. Los caracoles se crían a ciclo completo, respetando su ciclo natural, de manera ecológica. Cuando son adultos, los seleccionan y pasan dos semanas en seco para que se purguen, y se comercializan limpios en bolsas de malla punto de consumir. «Es un producto de primera calidad, local y natural», resalta Lola Suñé.
Además de su valor nutricional, la baba del caracol tiene propiedades regenerativas y se plantean comercializarla como producto cosmético. Para extraerla lo harán de forma individual y manual, un método respectuoso con la especie. Es Caragol de Menorca ya ha empezado la comercialización para que en el mercado local pueda encontrarse caracol criado en Menorca de forma natural
Mil cuatrocientos ejemplares de caracoles gigantes africanos, considerada una de las especies más perjudiciales del mundo por su impacto en la salud pública, en la agricultura y en el medio ambiente, fueron recolectadas en el barrio Yapeyú de la ciudad de Corrientes tras denuncias de vecinos, informaron voceros del Ministerio de la Producción.
De los 1.400 especímenes recolectados, 750 fueron encontradas en una sola vivienda por lo que un grupo de 15 técnicos de la Dirección de Producción Vegetal del ministerio, la Dirección de Zoonosis de la Municipalidad de Corrientes y del Senasa, hicieron foco allí y recorren casa por casa en esa manzana en la que se detectaron esos caracoles.
Los animales fueron depositados en bolsas con sal y tendrán disposición final en un predio del Centro Tecnológico de Producción de Corrientes, en tanto que el municipio efectuará una limpieza en los domicilios para eliminar todos aquellos elementos que constituyen refugios para la plaga o interfieran en futuros monitoreos.
En 2013 se concretó el primer monitoreo conjunto en cinco domicilios del barrio Yapeyú de Corrientes, donde sólo en uno se halló el 88 por ciento de los ejemplares capturados y eliminados.
Se envió una muestra de 50 ejemplares al Instituto Nacional de Medicina Tropical de Puerto Iguazú, Misiones, con el objeto de establecer la situación sanitaria de los mismos y que arrojaron resultados negativos respecto de la presencia de parásitos que puedan transmitir enfermedades en los humanos, informaron los voceros del Ministerio de la Producción de Corrientes. No obstante recordaron que continúa vigente la recomendación de no mantener contacto directo con el molusco y con su baba.
La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, a través del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), ha asesorado en el último año a más de 200 profesionales del sector interesados en la cría del caracol como actividad empresarial. La cría de caracoles ha experimentado un notable incremento en los últimos años, y actualmente se registran 175 granjas en Andalucía, cuando en 2009 solo había registrada una. Este asesoramiento se realiza desde el centro Ifapa de Hinojosa del Duque (Córdoba) que, desde 2001, lleva a cabo acciones formativas, transferencia de tecnología y asesoramiento para dar respuesta a la necesidad real de conocimientos que plantean personas y entidades procedentes de toda la geografía andaluza y otras comunidades autónomas que demandan información para iniciarse en la actividad helicícola.
Durante el último año ha crecido de manera exponencial la solicitud de cursos. Asimismo se han registrado 162 visitas concertadas a este centro para recibir indicadores técnico-económicos y procedimientos; visitar la planta piloto e instalaciones complementarias donde se muestran los distintos sistemas de cría de caracol; en especial el ‘pronto engorde’. Además, ha habido 58 consultas on line a través de la plataforma digital de gestión del conocimiento ‘Servifapa’, que son respondidas por un técnico virtual a corto plazo.
Esta actividad de experimentación y transferencia ha propiciado el inicio de este tipo de actividad ganadera como complemento de rentas en las explotaciones agrarias y se ha constituido la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía, así como dos sociedades cooperativas andaluzas, lo que ha propiciado la articulación del sector y la optimización de los resultados obtenidos por los productores.
El asesoramiento que reciben los interesados desde Ifapa está orientado a cuestiones como la planificación de la granja; la definición de los diferentes sistemas de cría para poder elegir la opción que más se adecua a sus medios y climatología; alimentación; materiales necesarios; enfermedades de los caracoles; soluciones a posibles problemas; o la documentación necesaria para poder legalizarla y poner en marcha su granja helicícola.
175 explotaciones helicícolas en Andalucía
Según datos de Ifapa, en la última década el número de explotaciones helicícolas en Andalucía ha crecido de manera muy destacable en los últimos años. En 2009 sólo había registrada una granja de caracoles en Andalucía; en 2010 aumentó a 6 y en 2011 a doce. En 2013 el número de explotaciones registradas ya ascendía a 40, mientras que en 2014 se contabilizaban 104. Actualmente hay en Andalucía 175 granjas de caracoles.
La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural tiene en trámite una orden en la que se establecen las normas básicas de la ordenación zootécnica y las condiciones sanitarias de las explotaciones helicícolas para su funcionamiento e inscripción en el Registro de Explotaciones Ganaderas de Andalucía.
Así mismo se va a aprobar una norma técnica de agricultura ecológica para la helicicultura y sus productos, lo que aportará un producto de calidad certificada y facilitará el aumento de ingresos para el sector
Los caracoles forman parte de la tradición gastronómica menorquina y ha sido esta demanda la que ha motivado que dos jóvenes emprendedores hayan decidido poner en marcha la primera granja de caragol bover de la isla. A través del Servei de Tutorització per a Persones Emprenedores del Consell Insular de Menorca, Lola Suñé y Rodrigo Romero dieron forma en noviembre del año pasado a un proyecto autodidacta que llevaban gestando hace dos años.
in prisa pero sin pausa, Es Caragol de Menorca ha conseguido captar la atención de particulares y de restaurantes como el Aqua del Relais Chateaux de Can Faustino en Ciutadella o s’Engolidor, en es Migjorn, y en perspectiva tienen la producción de conservas, productos de cosmética y experiencias como un proyecto asociado al movimiento slow-food.
ORÍGENES. La demanda de caracol fresco para restaurantes fue lo que despertó la curiosidad de dos jóvenes emprendedores de raíces catalanas, italianas y brasileñas, que conocían Menorca gracias a sus veraneos y que tenían ganas de venir a vivir a la isla. Rodrigo Romero es chef de profesión y conocía el valor gastronómico de los caracoles, además de haberlos visto criar en el jardín de un tío suyo cerca de Milán. La posibilidad de dedicarse a la helicicultura o cría de caracoles y hacerlo en un clima propicio como el menorquín les empujó a convertirse en granjeros.
En la zona de cría que han creado, que ocupa unos 200 metros cuadrados al aire libre, los ejemplares de caragol bover Helix aspersa muller (el más apreciado por los consumidores) son mimados con toda clase de atenciones. “Se trata de un ecosistema perfecto donde los caracoles se crían a ciclo completo, respetando su ciclo natural de forma ecológica. Se alimentan de vegetales con propiedades antibióticas como por ejemplo rábanos, que sirven para combatir de forma natural cualquier plaga”, explica Rodrigo.
“En el proceso para su comercialización, seleccionamos los caracoles adultos de 10 gramos que pasan a secarse durante dos semanas para que vacíen todas sus vísceras. Posteriormente hibernan una semana más a unos 4 grados y se sirven vivos al restaurante, en unas bolsas de malla. Estamos utilizando unos cuartos de almacenaje de la finca en la que en el pasado se maduraba el queso”, añade. Actualmente comercializan un kilógramo de caracol a trece euros, con una entrega mínima de dos kilos. Los 15.000 caracoles de jardín con los que empezaron la cría se trajeron desde Sa Caragolera de Binissalem.
PROYECTOS. Es Caragol de Menorca tiene en perspectiva no solo ampliar la zona de cría de la granja hasta los mil metros cuadrados para ganar capacidad de producción, sino también poder ofrecer otros productos como los huevos de caracol, que Ferran Adrià puso de moda entre la alta gastronomía. “La demanda de caracol es mucho más alta que la producción que se realiza en España y la mayoría de lo que se consume en nuestro país proviene de Marruecos. Nuestra previsión es que en tres años podamos estar haciendo también conservas y caviar de caracol”, explica Lola Suñé.
Además de las conservas, también les gustaría poder comercializar la baba de caracol, que se utiliza en cosmética dado su alto contenido en colágeno. “Vamos a ordeñar a los caracoles haciéndoles cosquillas para ver cuántos litros de baba son capaces de generar sin estresarse demasiado”, explica Rodrigo Romero. En paralelo también les gustaría abrir su granja a las visitas escolares y los turistas como una experiencia ecológica desde un punto de vista de granjeros que están criando unos animales que forman parte del movimiento ‘slow-food’.
La crianza de los caracoles está de moda y el destino de estos moluscos es muy variado. Pueden ser degustados en casa o en la terraza de un bar. Sus babas se utilizan en la cosmética, sus huevos son comercializados como caviar y sirven hasta para hacer paté. El negocio de las granjas de caracoles es “rentable”. Así lo afirma la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía (ACHA), que estima que, en España, se comen unas 14.000 toneladas. El consumo no deja de aumentar. Hay mucha demanda y poca oferta, por lo que desde el colectivo creen que este negocio tiene bastante futuro.
Así lo entendieron también en Jaén, ya que en los últimos años se multiplicaron las granjas ocupadas por estos hermafroditas. Lo mismo ocurre en el resto de la comunidad, ya que la Junta de Andalucía, a través del Ifapa, asesoró en el último año a más de 200 profesionales del sector interesados en la cría de caracol como actividad empresarial, algo que experimentó un notable incremento en los últimos años. De hecho, en la actualidad hay registradas 175 granjas en la región, cuando solamente había una en 2009.
Una de las granjas que está en funcionamiento es la de Bernardina Cano, en San José de Escobar, Andújar. Dispone de una superficie de quinientos metros cuadrados, y otros tantos tiene su hermana, Antonia. “El empleo de mi marido no era muy estable, aunque trabaja en el campo, y yo estaba parada y tengo tres hijos, así que decidí montar la explotación. Es una experiencia novedosa”, dice, y explica que el año pasado empezó esta “aventura”. “Compré 97 kilos y mi hermana otros 97, aunque muchos se murieron por el calor, aunque seguimos con las puestas que hicieron y ya tenemos bastantes”, contó, y confió en que el negocio “sea rentable”.
En Arjona también saben lo que es criar caracoles. El licenciado en Ciencias Ambientales Juan Gabriel Puentes, con su hermano Antonio Jesús, que es ingeniero agrónomo, y su amigo José Manuel Requena, veterinario, investigaron sobre ello y cuentan con una pequeña sala de 6 metros cuadrados en intensivo. “Ya tenemos las primeras puestas y hemos conseguido completar el ciclo biológico. Esperaremos para ver cómo resulta nuestro clima y si la cosa va bien, seguiremos con esto”, expresó Puentes, que consideró que se trata de un negocio “viable”.
Por su parte, la capital tendrá pronto una granja de moluscos. El jiennense Antonio Gómez se encuentra en la fase de montaje y se decantó por la helicicultura para “complementar rentas”. “Me llamaba mucho la atención. Profundicé en el tema y vi que era una posibilidad real. Es algo innovador, ecológico y con una altísima demanda, de ahí su proliferación”, apuntó, y consideró que puede convertirse en una alternativa al mundo del campo.